De hecho, el juego es un momento de aprendizaje. Cuando los niños juegan son mentes trabajando, descubriendo y experimentando el mundo que les rodea.
Ser padre es una oportunidad para volver a jugar como niño y descubrir el mundo con otros ojos. Podemos echarnos por un tobogán con el pretexto de llevar al crío en piernas, subirnos al caballito del carrusel en la feria o bien ir al parque y comer helado una tarde cualquiera.
Los padres que juegan con sus hijos son cada vez más, lo que repercute positivamente en el desarrollo infantil y fomenta un vínculo poderoso entre padre e hijo.
El papel de los papás ha dado un giro importante en las últimas décadas, los cambios en el rol femenino en áreas laborales y sociales han transformado la estructura familiar.
Esto ha provocado un gran cambio en los vínculos padre e hijo. Hoy como en ningún otro momento, los padres se han convertido en cuidadores primarios o participantes activos en la crianza de los hijos.
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Los papás están encontrando nuevas formas de paternar, que son diferentes a los modelos que ellos recibieron mientras crecían.
Modificar las conductas aprendidas no es tarea fácil, se requiere de esfuerzo, sin embargo, descubrir esta nueva experiencia es muy gratificante.
Tiempo atrás era común que lo padres no se involucraran en la primera infancia. Incluso, hace años todavía era inusual conocer a los padres de los niños que asisten a ciertos lugares.
Lo que dicen los expertos respecto a jugar con papá
Estudios recientes realizados por académicos de la Universidad de Cambridge, demuestran que el juego es mucho más que un espacio para vincularse con un niño.
Esta investigación sugiere que los niños que juegan con sus padres en la primera infancia (0 a 3 años) cuentan con mayores herramientas para regular sus conductas y gestionar sus emociones mientras crecen. Se recogió evidencia de 40 años para entender el impacto del juego del padre en el desarrollo infantil.
La evidencia mostró que los niños que jugaron con sus padres en una edad temprana desarrollaron mejores habilidades motoras y de auto control.
Esto se debe a que el juego de los padres varones es usualmente más físico y el juego físico es bueno para la auto regulación ya que incrementa situaciones divertidas en las que el niño tiene que controlar su cuerpo, un juego vigoroso da la oportunidad de moderar la fuerza.
Los niños disfrutan mucho jugar con sus padres, los primeros compañeros de juego suelen ser los cuidadores primarios que en muchos casos son papá y/o mamá. Los primeros 2 años de vida el juego tiene como principal objetivo explorar e investigar el mundo que les rodea.
El niño es un científico, su laboratorio es el juego, y el movimiento su principal vehículo para explorar. Uno de los primeros circuitos de aprendizaje es motor (ojo-mano y boca): el bebé mira un objeto, lo toma con sus manitas y se lo lleva a la boca, esto sucede aproximadamente a los 4 meses.
Juegos motores
Los juegos motores muchas veces son los preferidos por muchos papás varones. Imaginemos cuando un papá juega avioncito o trenecito, levanta a su hijo en brazos u hombros y lo eleva muy alto, entonces el niño tiene oportunidad de explorar el mundo desde las alturas, lo que le da otra perspectiva y aprendizaje.
Entre el año y medio y los dos años inicia un juego simbólico o de representación, este juego inicia con la imitación, el niño finge que come o que habla por teléfono, imita a los adultos.
Más adelante representa lo que conoce y actúa como mamá y/o papá. Este juego de roles se ve enriquecido por los modelos y la presencia positiva de papá.
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Muchas veces los padres piensan que el juego con otros niños de la edad ayudará en el desarrollo y claro que ayuda, sin embargo, los primeros años de vida el juego no se caracteriza por ser social y lo que realmente traerá más beneficios para un niño es el juego con los padres.
Si bien los niños obtienen grandes beneficios durante el juego, los padres también tienen ventajas en su estado de ánimo. El juego ayuda a desconectarse de las preocupaciones, baja los niveles de estrés, fomenta la creatividad, contribuye a mantenernos en forma.
El vínculo y el juego
Todos los seres humanos tenemos energía masculina y femenina, el hecho de que un niño pueda tener acceso a ambas energías favorece el desarrollo integral de un niño.
El juego de la madre, así como el del padre son diferentes y se complementan. Los diferentes tipos de juegos y de personalidades hacen que el mundo del bebé se expanda.
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Cada rostro, cada tono e intensidad de voz, cada vínculo y cada forma de juego le brinda al niño un aprendizaje más amplio.
Así como el rol de la paternidad es importante, también el papel de las mamás al permitir que los padres paternen sin juicio, entendiendo que cada padre juega a su manera, con su propio estilo y que su presencia, tendrá beneficios significativos en el desarrollo cognitivo, lingüístico, motor y emocional de un niño.