La familia es la primera «red de contención” cuando los hijos tienen conductas inaceptables o incluso peligrosas.
Una red o familia laxa o aguada, no contendrá a los hijos y finalmente se lastimarán por no contar con límites que les permitan convivir apropiadamente. Las familias permisivas no sostienen, ni contienen a sus hijos, propiciando conductas antisociales.
Una red excesivamente tensa, establecerá tantos límites que asfixiará a los hijos(as) y finalmente los expulsará del entorno familiar, buscando “libertad” a la represión de formas también peligrosas. En realidad serán escapes, no el ejercicio de su libertad. Las familias represivas rechazan la conducta y personalidad de sus hijos a tal grado que terminan expulsándolos y fracturando la relación con ellos.
Si mamá y papá (o abuela, tíos, etcétera) no tienen una “red de contención” con la misma tensión (uno pone una red laxa y otro muy tensa) la red deja de servir y no contiene las conductas que se desean corregir.
En parejas que viven juntas o incluso en casos de divorcio, hay que evitar a toda costa trasladar la crisis o rompimiento conyugal al territorio educativo de los hijos.

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Alcanzar acuerdos mínimos TIENE que ser una prioridad, aunque no estén de acuerdo en todo lo demás. Por la salud mental de los hijos y la efectividad de la educación que debemos darles.
Cuatro áreas donde los padres de familia deben tener la ÚLTIMA PALABRA y por lo tanto, presentar un FRENTE COMÚN INDISPENSABLE:
- Temas de seguridad.
- Temas de salud física y emocional.
- Temas respecto a su desempeño y colaboración en el hogar.
- Temas de preparación para su vida adulta (desempeño escolar y cualquier otro relacionado con su futuro)
Acuerdos mínimos necesarios:
“Sin importar el nivel de desacuerdo entre nosotros, la prioridad es presentar un frente común por el bienestar de nuestros hijos(as)”
“Cuando alguno decida algo, será algo válido y no nos descalificaremos ante nuestros hijos”
“Cuando estemos en desacuerdo, lo negociaremos sin que los hijos estén presentes”
Un frente común hará que tus hijos [en especial los adolescentes] comprendan que dividir no es una estrategia que les funcione.
Existen dos clases de decisiones en los hogares (juntos o separados)
- Decisiones suaves. Las que no afectan la seguridad, salud, desempeño y futuro de los hijos(as).
- Decisiones duras. Las que sí afectan la seguridad, salud, desempeño y futuro de los hijos(as).
En casos de divorcio con exparejas poco colaboradores o con quienes no pueden hablar y negociar: Si no hay acuerdo posible, establece las reglas para tu casa y apégate a ellas.
[Ayúdalos a superar el trance de una separación o divorcio, pero no permitas que sirva de pretexto para no aplicar reglas y límites, al contrario]
En este caso, actúa de manera tranquila, justa, consistente, firme y jamás hables mal de la expareja.
Vidal Schmill, Pedagogo y especialista en Desarrollo Humano, conferencista, escritor y pionero del concepto Escuela para Padres, en México.
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