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¿Cómo afecta tu historia en la forma en que estás criando a tus hijos?

Cuando estés perdiendo el control, revisa cómo afecta tu historia en la forma en que estás criando a tus hijos. Te decimos cómo solucionarlo.

Hoy me gustaría compartir contigo una de las bases más importantes de mi trabajo con los padres e hijos en el Centro Lebovici, donde constantemente hablamos de cómo afecta tu historia en la forma en que estás criando a tus hijos y qué huella les estás dejando.

¿Sabías que así afecta tu historia en la forma en que estás criando a tus hijos?

Estoy segura que si te pregunto cuáles son las conductas que tus padres tuvieron contigo en tu infancia que jamás repetirías con tus hijos, me las dirías inmediatamente y de forma consciente tratas de hacerlo; pero a veces sin darte cuenta te ves haciendo eso que odias, la conducta que te lastimaba tanto y resulta que lo haces con tu hijo.

Así, sin pensar aparece, como una reacción oculta en tu memoria, en piloto automático. Esto es normal porque nuestras experiencias infantiles y más cuando son traumáticas y dolorosas nos conforman y si no las revisamos, las entendemos, entonces estamos condenados a repetirlas.

No hay infancias perfectas, a todos nos han ocurrido experiencias dolorosas, pero existe la oportunidad de sanar, de comprender y de elaborar. Sin embargo, es importante tener en cuenta cómo afecta tu historia en la forma en que estás criando a tus hijos.

Además: ¿Por qué no decirle a tu hijo que es lo más importante en tu vida?

Cuando somos padres, no deseamos lastimar a nuestros hijos y si revisamos por qué actuamos de cierta manera, entonces tal vez no repetiremos cosas que nos hicieron de niños; les daremos un sentido diferente, más positivo.



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Cuando estudiaba mi Maestría en Psicoterapia Psicoanalítica; me pidieron una tarea: tenía que ir a un lugar público y observar a un bebé, solo observarlo, anotando sus reacciones y las de sus padres. Una madre captó mi atención, era joven y con el rostro resplandeciente de alegría; entre sus brazos tenía a su nene, de aproximadamente dos años; platicaba con él, le contaba un cuento, salpicado con anécdotas, risas, caricias y besos, Bruno se llamaba, de acuerdo a lo que escuche.

Era una escena encantadora, no podía dejar de mirarlos… En ese momento otra madre y su hija hicieron que todos en el lugar volteáramos a verla, María (sé que se llamaba así porque su madre gritó varias veces su nombre), lloraba con furia porque deseaba una muñeca, su madre nerviosa y al borde de las lágrimas, viéndose observada por muchos pares de ojos trataba de distraerla, le hablaba, le rogaba, hasta llegar a la amenaza “te voy a dejar aquí”, pero nada funcionaba, la nena seguía a grito pelado.

¿Qué opinas del caso donde  una madre le cobra renta y servicios a su hijo de 7 años y la critican en redes?

Me sentía nerviosa, no sabía qué hacer, según mi tarea, tenía prohibido intervenir, pero esa madre se veía tan desamparada, paralizada y rebasada por su hija, que estuve a punto de pararme para ayudarla.

En ese momento, la primera madre, se acercó a la otra; sonriéndole comenzó a platicar con ella, nunca supe que le decía, pero poco a poco se fue calmando; lo que provocó algo casi mágico: la niña lloraba, pero sus ojos seguían la escena, su madre platicaba, ya no estaba centrada en ella, entonces pudo parar y sonreír a Bruno que desde el regazo de su madre le echaba miradas muy tranquilizadoras.

Esta escena se quedó grabada en mi mente, me hizo reflexionar que algo había ocurrido en la historia de cada una de ellas, que hacía que una respondiera de forma diferente a la otra. ¿Alguna vez te preguntaste cómo afecta tu historia en la forma en que estás criando a tus hijos?

No creo que la historia de la primera madre haya sido perfecta y la de la otra no, tal vez cuando eran pequeñas sus padres leyeron sus conductas, las hicieron sentir en confianza o no y eso provocó las reacciones con sus hijos hoy.
María lee la conducta de su madre, cuando ella pierde el control, mamá se queda paralizada, no sabe qué hacer y eso provoca que explote, no se puede calmar. Por otro lado, Bruno ve a su madre tranquila, ante una crisis puede sonreír y acercarse a otro de forma empática. Él puede hacer lo mismo con la nena.

En la infancia construyes tu identidad a partir de lo que observas en tus padres, deseas parecerte a ellos, son tu ejemplo a seguir. Así que, si ellos pierden el control, no toleran la frustración o ante el menor problemas se llenan de ansiedad, muy probablemente repetirás estas pautas de comportamiento, porque no conoces otros.

Cuando creces sin herramientas para conocerte, para manejar tus emociones, para saber cómo tolerar la frustración y donde las relaciones están impregnadas de dolor, entonces, te costará mucho trabajo tener otro tipo de relaciones y aunque no lo desees repetirás tu historia. Así que reflexiona cómo afecta tu historia en la forma en que estás criando a tus hijos.

Por otro lado: ¿Hasta dónde motivar a tu hijo a que se esfuerce más?

Muchos padres no saben ponerle un nombre a lo que sienten y lo único que saben hacer es decirse “todo está bien”, tal cual les enseñaron en su familia y por lo tanto ser empáticos y conectarse con sus hijos les resultará muy complicado.

Cuando no revisas tu mundo interior, te resultará muy doloroso abrirte, está escondido en un bosque profundo, lleno de espinas, al que no es fácil alcanzar.

Pero si te das la oportunidad de conocerte, de reflexionar en cómo transcurrió tu vida, puedes iniciar un camino de cambio. Reconocer quien eres te permite criar de otra forma a tu hijo, elegir las pautas de relación amorosa y constructiva que ambos necesitan.

Conozco muchos padres que dicen:sé que tengo problemas, ¿pero ¿qué hago?”, “tuve una infancia terrible, ¿realmente puedo superarla?”, “me siento tan mal”, estas frases tienen una respuesta: ¡claro que sí!, siempre existen formas de cambiar las cosas, nunca es tarde.

Porque la idea no es que te quedes regodeando el pasado, sino que sepas qué hacer con eso que te ocurrió, para que lo apliques en el presente y en la relación con tu hijo. Si haces un inventario sobre ti mismo, si puedes decirte “estoy haciendo lo mejor que puedo”, entonces podrás mirar a los ojos a tu hijo, detenerte, pensar entonces responder a tu pequeño, de otra forma, rompiendo los patrones dolorosos del pasado. Las cadenas intergeneracionales no se seguirán perpetuando.

También: Quiéreme cuando menos lo merezco porque es cuando más lo necesito

La idea es no reaccionar a la conducta de los niños, sino ser receptivo y entonces responder de acuerdo a lo que tu hijo necesita. Por eso ten en cuenta cómo afecta tu historia en la forma en que estás criando a tus hijos.

Hoy puedes empezar a hacerlo… Cierra tus ojos y anota lo que sientes, puedes iniciar con un diario y luego hacer uno de las emociones de tu hijo. Te sorprenderás.

Para finalizar, te voy a pedir algo:

1. Anota tres cosas que te gusta de la forma en que te criaron tus padres y las pones en práctica en la crianza con tu hijo.
2. Luego anota tres cosas que no deseas perpetuar de tu estilo de relación con tu familia.

Este ejercicio puede ser un gran inicio.

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