¿Por qué mi bebé avienta la cabeza para atrás?
Es una manifestación de frustración
De acuerdo con el entrevistado, cuando los niños avientan su cabeza es una señal de enojo, frustración o incluso alegría y así lo manifiestan, puesto que aún no tienen desarrollado el lenguaje y utilizan su cuerpo para comunicarse.
“Los bebés se hacen entender de diversas maneras, y cuando avientan su cabecita para atrás, los padres tienen que estar muy atentos y sujetarlos para que no se golpeen o caigan, debido a que los pequeños no tienen todavía desarrollado el control de su cuerpo ni mucho menos de las emociones”.
Sánchez Nava refiere que aventar la cabeza para atrás o adelante no significa ninguna enfermedad si ocurre de vez en vez. En contraste, cuando el bebé ya tiene seis meses de edad y no logra sostener su cabeza por sí mismo y aún se va de lado, para adelante o para atrás significa que pueden tener algún atraso en el desarrollo, y es necesario que lo lleves a una valoración con el pediatra.
Y es que los recién nacidos requieren de mucho apoyo y soporte para sostener su la cabeza pues los músculos del cuello aún no están maduros y es a partir de los seis meses de edad que comienzan a alcanzar la fuerza necesaria para mantenerse derechos y con la cabecita firme.
¡Cuidado con el síndrome Sandifer!
El pediatra y neonatólogo Javier Sánchez Nava hace mención de un síndrome “se llama Sandifer y se caracteriza porque los bebés mantienen la cabeza hacia atrás, pero esa situación es debido a que tienen un importante reflujo y además regurgitan, vomitan, tienen eructos y gases constantemente. Incluso, extienden la cadera y flexionan los codos como un acto de reflejo por el dolor ante su reflujo.
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Los movimientos por el síndrome Sandifer son:
-Postura anómala de la cabeza y el cuello (tortícolis)
-Arqueamiento grave de la columna vertebral
-Los episodios suelen durar entre 1 y 3 minutos
-Se presentan hasta 10 veces al día.
¿Será una convulsión?
El experto indica que cuando “un bebé sufre una convulsión suele echar la cabeza para atrás, pero también desvían los ojos y hay relajación de los esfínteres (se orinan), presentan además fiebre y pueden quedar pálidos y decaídos. Por ello, no suele haber confusión.
El origen de las convulsiones son diversas, entre las causas más comunes están:
-Fiebre elevada, mayor al os 38 grados centígrados.
-Golpes severos en la cabeza.
-Infecciones cerebrales, como la meningitis.
-Sin causas aparentes.
“Es necesario que siempre el pequeño sea revisado por un pediatra durante el primer año de vida, por eso cada mes se requiere una valoración para observar que el niño siga con su desarrollo adecuado y si tiene problemas, en el sostén o movimientos de su cuello y cabeza, sea diagnosticado a tiempo”, indica Javier Sánchez Nava.
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