4 Tipos de enojo
El enojo, varía de intensidad, puede ir desde una irritación tranquila, hasta una furia intensa y para explorar más de este sentimiento, Preston C. Ni, autor de libros como Cómo dejar ir de pensamiento y emociones negativos y Cómo comunicarse efectivamente y manejar a personas difíciles, explica que existen cuatro tipos de enojo y el impacto que dejan en otras personas.
Enojo justificable
Se refiere al sentido de indignación moral cuando eres testigo de alguna injusticia o destrucción a los derechos humanos o animales. Esto es beneficioso porque puede transformarse en un cambio; es decir, cambios en cómo tratamos a la gente, a los animales o si cuidamos el medio ambiente.
Sin embargo, si sientes enojo pero permites que te afecte a largo plazo, te robará paz mental y te causará sufrimiento.
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Enojo agresivo
Este tipo de enojo suele darse por situaciones en las que las personas intentan ejercer dominio, manipulación o control sobre otras personas. Es común encontrarlos en las relaciones humanas y muchas veces se convierten en acciones como bullying, opresión, violencia psicológica y abuso emocional.
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Cuando somos «poseídos» por este tipo de enojo, es probable que otros nos vean como personajes poderosos; sin embargo, solo es una muestra de una gran inseguridad y el poco control emocional de la persona.
Al descargar este tipo de emociones en nuestros hijos, solamente les enseñamos a canalizar de manera errónea sus emociones. Haciéndoles creer que ellos también pueden enmascarar sus debilidades a través de estas acciones.
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Enojo por molestia
Este es el enojo más común, ya que surge de las frustraciones de la vida diaria: un chofer que maneja lento, tu hijo desobedeciendo, el vecino gritando, que tu pareja no te haga caso, entre otros. Pero cuando nos enfocamos en lo negativo, tomamos personal las acciones de otros y experimentamos molestia que no dejamos pasar, permitimos que los problemas de otros se vuelven propios.
Hay que aprender a fluir y mostrarle a nuestros hijos que, las acciones de sus hermanos, amigos o incluso de sus padres, no es algo en lo que se deben enganchar. De lo contrario, la vida se les va sumida en enojos y estrés.
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Berrinches
¿Sabías que los adultos también hacen berrinches? ¡No lo niegues, los has hecho! Cuando tu pareja no te obedece o cuando tu jefe no te ayuda como tú querías. El problema es cuando los berrinches se combinan con enojo agresivo y explotamos desproporcionadamente ya que generalmente dichas acciones no merecen tal furia.
Este tipo de enojo tiene su origen en la infancia, y son «normales» alrededor de los dos años de edad, cuando los niños están descubriendo su independencia. Sin embargo, si no aprendimos a controlarlos o no enseñamos a nuestros hijos, es probable que sigan comportándose así en su vida adulta para conseguir lo que desean.
Seguir desarrollando este tipo de enojos, generará berrinches crónicos que los llevará a tener dificultades para tener relaciones sanas.