El dilema de hoy ¿regresar a clases presenciales o no?
Mis hijos están escolarizados y mi esposo y yo tuvimos una educación tradicional. Sin embargo; hoy me encuentro en medio del dilema absoluto sobre el (no tan cierto aún), regreso a clases. El COVID-19 es lo que ha cambiado al mundo en los últimos 6 meses y nuestro mundo no ha sido la excepción. Como muchas familias pasamos de las clases presenciales a las virtuales de todo tipo, primero las académicas para terminar el ciclo escolar y luego las lúdicas para acompañar algunas horas del verano. Nosotros seguimos en casa, y hoy me pregunto desde el fondo de mi corazón si es absolutamente necesario que mis hijos regresen a clases o no.
Experimenté las clases online por más de dos meses, obviamente no fue lo mismo para mi hijo el mayor de 11 años, que para el menor de 4; la carga, la rutina, la forma de compartir la información y de entregar los resultados del avance escolar… Mucho aprendizaje al respecto y toda mi admiración para las escuelas y los maestros que hicieron los ajustes necesarios en días, para que la comunidad escolar saliera a flote. Hoy cumplo más de 120 días en casa con mis cuatro hijos, nunca antes habíamos pasado tanto tiempo juntos, compartiendo tantas actividades, los he visto crecer y transformarse en cuatro meses como nunca antes, o antes no había puesto suficiente atención.
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No solo han crecido en peso y talla, han ganado madurez, habilidades de todo tipo y me han enseñado cómo maestros increíbles su flexibilidad y resiliencia ante los cambios de la vida. Se han adaptado con una sonrisa y una paciencia inmensa que yo no conocía. Hoy, que los riesgos sanitarios no han disminuido, hoy que la situación de contagio es latente y potencial en muchos lugares, hoy que teniendo a mis hijos en casa sé que es la mejor y la más segura manera de estar, hoy me pregunto en plena consciencia si deben regresar a clases presenciales o no.
Este debate tiene muchas aristas, lo de menos es aceptar que regresen y que las clases sean virtuales y que cumplan con el ciclo escolar como tantos otros niños lo harán. Mis preguntas internas son si quiero que eso suceda porque es lo que hay, o porque no quiero que se atrasen, porque todos lo van a hacer así… o si realmente puedo hacerme cargo de su educación al menos este año, como algo distinto y único que podemos emprender juntos, para dedicarnos un sabático escolar en el que juntos aprendamos cosas que definitivamente no te enseñan en la escuela.
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¿Acaso quiero tener a 4 niños pegados a un monitor siete u ocho horas diarias, con un ritmo que ni yo puedo sostener?, ¿O es que me da miedo o flojera genuinas y no lo reconozco y por eso aún no me decido?
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Creo que muchas familias se lo están cuestionando, porque la vida nos puso sin pedirlo en una situación en la que nos tenemos que hacer cargo de muchas cosas desde casa, incluyendo la educación de nuestros hijos. Yo creo firmemente que el mundo cambió de maneras tan profundas que aún no nos damos cuenta. Creo que los seres humanos necesitamos volver a desarrollar habilidades que estábamos perdiendo a pasos agigantados, como: la empatía, el verdadero sentido de comunidad y solidaridad, la genuina preocupación por la vida en todas sus formas y por cuidar y respetar el medio ambiente, así como muchas cosas más.
No dudo que las escuelas desarrollen cada vez más y mejores métodos que puedan acompañar la educación de los niños a la distancia, pero también creo que esta puede ser una oportunidad de oro para conectar y reconectar con lo importante de la vida incluyendo la formación de mis hijos en la que hoy, si soy brutalmente honesta, me importa más que sean felices y fuertes mentalmente, a que se destaquen académicamente.
Me importa más que recuerden este tiempo sin tiempo, como la época en que estuvieron en familia y aprendieron de la vida como nunca antes, a que pasen horas y horas frente a una pantalla. No me he decidido, pero por ahora me inclino más a que no regresen. Una parte de mi tiene miedo de que no pueda mantenerlos a salvo y otra parte de mi quiere tenerlos cerca para experimentar otra forma de vida por elección.
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Sé también que hay muchos métodos de educación en casa, no los conozco todos y sé que hay muchas buenas opciones, me estoy documentando al respecto. Yo misma he cambiado y crecido enormemente estos cuatro meses a su lado. Hemos aprendido a ser y a estar en familia como un equipo que comparte aficiones y gustos y a hacer grupos dentro de los grupos. Aprendimos a divertirnos de formas que no sabíamos que podíamos, y sobre todo a valorar nuestro hogar que somos “nosotros”, nos extrañamos y nos buscamos en la propia casa. Estamos muy agradecidos del proceso. Ya dejamos de preguntarnos cuándo se va a acabar esto y simplemente aceptamos que lo que estamos haciendo es lo mejor que podemos con lo que tenemos sin quejarnos, sin sufrirlo.
Obviamente estas son decisiones de vida personalísimas y multifactoriales para cada familia, no pretendo convencer a nadie para que elija “a” o “b”, simplemente comparto mis pensamientos porque sé que quizás muchos más estén ahí, en el medio, con un pie de cada lado del río decidiendo en qué lugar nos vamos a parar.
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Ya les contaré qué decido, por lo pronto tratemos de ampliar nuestros horizontes lo más posible, tratemos de ver distintos escenarios, estar abiertos a las posibilidades, escuchemos a nuestros hijos, hagamos caso a nuestra intuición.
Es un año, no la vida, mis hijos tienen entre 4 y 11 años, creo que puede ser un año increíblemente distinto para bien, para nosotros, para salir fortalecidos cuando de verdad exista una nueva “normalidad” y juntos tengamos verdaderas herramientas para disfrutarla. Cuéntanos cómo te sientes al respecto y lo que has decidido sobre si deben regresar a clases presenciales o no.