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¿Qué dice la ciencia sobre el apego?

Los hijos que son apegados a sus padres, tienden a ser más receptivos, sensibles e involucrados con su entorno, pero ¿qué dice la ciencia del apego?

“Este niño es muy apegado a su mamá y eso no es bueno”, ¿quién no ha escuchado eso? Muchos padres creen que para no criar hijos con mamitis o papitis, deben ser duros y mantener distancia con sus hijos, pero ¿qué dice la ciencia sobre el apego? Te decimos todo sobre este tema y lo que debes conocer para no formar hijos inseguros.

Esto dice la ciencia sobre el apego

“Hay que ‘cortarles’ el cordón umbilical desde pequeñitos” “Si llora mucho no le hagas caso, porque se volverá caprichoso” “Tus hijos siempre están bajo tus faldas, ya déjalos ir” “Los hijos salen del nido para nunca volver”…

Seguramente has escuchado estas y otras frases con frecuencia y la mayoría de aquellos que las dicen no saben que el apego es parte de la salud emocional de cuando se es niño, pero también al llegar a la adultez. Pero te vamos a explicar lo que dice la ciencia sobre el apego.

Por otro lado: Relación del apego en el cerebro de tu hijo

¿Qué es el apego?

De acuerdo con el psicoanalista inglés, John Bowlby -conocido como el ‘padre’ del apego, pues fue el primero en estudiarlo-, el apego materno es una construcción impulsada biológicamente, inherente a los humanos pero también a otros primates.

El apego es necesario para la crianza positiva y su esencia es la formación de vínculos afectivos que acompañan al niño no solo durante su infancia, sino durante la adolescencia, juventud y para toda la vida. Es decir, el apego infantil perdura en el tiempo y, por tanto, trasciende generación tras generación.



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Apegos positivos pero también negativos

Diversos estudios de psiquiatría indican que el apego genera confianza, autoestima y permite las relaciones sociales. De allí su importancia, no obstante, algunos seres desarrollan apegos que no le son funcionales en su vida infantil ni adulta.

Revisa: Por qué no debes quitarle a tu hijo su objeto de apego

Apego seguro

Hablando de la ciencia sobre el apego, se dice que el seguro es uno de los más comunes y ocurre cuando la figura del apego (la madre, el padre u otros familiares, como los abuelos) guía el aprendizaje del bebé, ayuda a responder positivamente a las emociones y responde con certeza y seguridad a la situaciones nuevas. La persona con un apego seguro tiene seguridad en sí mismo y es capaz de controlar sus emociones interna como externamente.

Apego ansioso

Se caracteriza porque la figura de apego (mamá, papá u otra más) es ansiosa y trasmite esa ansiedad al bebé; por ejemplo, en situaciones de estrés los adultos no reaccionan bien y generan en el menor conductas inseguras, estresantes y ansiosas. Les cuesta trabajo confiar y relacionarse sin miedo, vergüenza o estrés.

Apego ambivalente

Ocurre cuando los padres reaccionan positivamente pero no todas las veces y trasmiten esos miedos y enojos a los niños. Algunas veces están bien, pero otras no y crean confusión en los niños, que suelen ser inseguros, solitarios y generan muchas dudas y conflictos ante situaciones nuevas.

Conoce: El apego seguro es la clave para su salud física, psicológica y social

Apego evitativo

Cada día hay más niños con este tipo de apego, que se caracteriza porque la figura de apego buscan que el niño tenga buenas calificaciones, sean excelentes deportistas, muy competitivos y, por tanto, conectan con hechos o situaciones, pero no con lo que son en esencia. Es decir, les dan importancia a cosas materiales en lugar de las emociones. Y los niños se vinculan sino a través de los objetos.

Claves para un apego exitoso

La ciencia sobre el apego dice que sigas tus instintos, no se trata de ser la madre perfecta sino muéstrales a tus hijos que estás allí, pero que ellos deben aprender a vivir sin ti. Evita el estrés, el enojo y el miedo cuando los críes, ello significa que no debes gritar, maltratarlos, ignorarlos puesto que todas esas emociones negativas van construyendo sus afectos.

Sigue estos consejos:

1. El apego no sólo lo puede desarrollar la mamá, sino el cuidador del bebé, que muchas veces pueden ser los abuelos. Así que, si es el caso, dale valor a la persona que te ayuda a cuidar a tus hijos.
2. Debes habla siempre con tu bebé (y no dejes de hacerlo aún cuando crezca), esa conexión oral le ayudará a valerse por sí mismo con sus propias palabras. Explícale especialmente aquello que no conozca o que no entiende.
3. Mantente atento a las necesidades de tu bebé, abrázalo, míralo y procura sonreírle, aunque llore, aunque grite. Cálmalo y dale siempre la confianza de tu presencia.
4. Fomenta su autonomía. Es decir, dale oportunidad –al paso de los meses y años– de que se valga por sí mismo. No le resuelvas la vida.
5. Ponle límites. No se trata de regañar o golpear, sino de llegar a acuerdos. Si tu pequeño no tiene límites contigo no logrará tenerlos fuera de casa, fuera de su entorno y será continuamente rechazado.
6. Escucha sus emociones. No niegues sus sentimientos, no te burles de sus llantos o alegrías. Por el contrario, recuerda que debes conectar con tu hijo para que confíe en ti toda su vida.
7. Muéstrale el mundo. Tu hijo es tuyo, lo sabemos, pero también formará parte del mundo, así que preséntalo con otras personas, otros entornos, otros mundos y dimensiones. No siempre estarás a su lado.

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