¿Has tenido infecciones urinarias y no lo sabías?
Los microorganismos que las provocan llegan por tres rutas principalmente:
• Vía ascendente
Entran a través de la uretra procedentes de la región vaginal y/o anal.
• Vía hematógena
Las bacterias se meten a las vías urinarias a través de la sangre, procedentes de un foco infeccioso que se localiza en otro lugar diferente al tracto urinario, por ejemplo, de una neumonía o de una gastroenteritis.
• Por contigüidad
Llegan por un foco infeccioso que se encuentra cercano al tracto urinario, por ejemplo, un absceso en el hígado que se rompa e infecte al riñón derecho o un divertículo en el intestino grueso que se rompa e infecte la orina.
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Las infecciones urinarias se clasifican en no complicadas y complicadas. Las primeras son aquellas que no están asociadas con malformaciones congénitas o anatómicas del tracto urinario; las segundas sí lo están. También se clasifican en:
• Específicas:
Son causadas por gérmenes como la E. coli, klebsiella y proteus.
• No específicas:
Causadas por organismos raros y poco frecuentes, como tuberculosis y clamidia.
• Agudas:
Provocan in amación renal y se tratan relativamente fácil.
• Crónicas:
Su tratamiento es más complicado
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Durante el embarazo
A medida que el feto crece y se desarrolla va ejerciendo presión en la cavidad abdominal y retroperitoneal (donde se encuentran las vías urinarias), ocasionando complicaciones e infecciones frecuentes. Conoce los factores de riesgo y ¡ten cuidado!:
• Cambios fisiológicos característicos de esta etapa.
• Poca movilidad del tracto urinario por efecto mecánico y hormonal.
• Cambios del entorno vaginal, como modificaciones del pH y micro ora vaginal, así como el estado de inmunosupresión inherente al embarazo.
• Obstrucción causada por el crecimiento uterino.
• Disminución de mecanismos de defensa del tracto urinario.
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¿Cómo tratarlas?
Las mujeres embarazadas deben ser revisadas para detectar bacteriuria mediante un examen de orina, al menos una vez en cada trimestre del embarazo, y recibir tratamiento si los resultados son positivos. Una vez terminado el tratamiento, es forzoso corroborar mediante un urocultivo si la infección fue erradicada.
El objetivo del tratamiento
1. Seleccionar el antibiótico que sea menos tóxico tanto para la mamá como para el feto.
2. Evitar los antibióticos a los que son resistentes las bacterias habituales.
3. Utilizar la dosis en el tiempo adecuado.
4. Por ningún motivo te autorrecetes.
Si estás embarazada y no tratas a tiempo una infección de este tipo, puede afectar el peso del recién nacido, provocar partos prematuros y el incremento en la mortalidad fetal. Incluso las bacterias urinarias pueden transmitirse al feto y provocarle septicemia, la cual tiene consecuencias fatales.
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La solución no es tan sencilla, ya que se debe encontrar un antibiótico efectivo y con baja probabilidad de causar efectos adversos en el feto para que sea posible administrarlo durante el embarazo. La mejor solución: si estás embarazada, ve regularmente al ginecólogo para prevenir cualquier infección.