El propósito básico de Montessori es liberar el potencial de cada niño para que se auto-desarrolle en un ambiente estructurado.
¿De dónde viene?
Fue ideado por la educadora y médica italiana Maria Montessori entre finales del siglo XIX y principios del XX. Este método se basa en el trabajo del niño aunado a la colaboración con el adulto.
La escuela es el lugar donde la inteligencia del niño se desarrolla a través de un trabajo libre con materiales didácticos especializados. La filosofía educativa de Montessori tiene un carácter constructivista, busca el aprendizaje a través del contacto directo, la práctica y el descubrimiento.
Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.
¿En qué consiste el método Montessori?
Uno de sus principales objetivos es favorecer el desarrollo natural de las aptitudes de los alumnos a través de la autodirección, la exploración, el descubrimiento, la práctica, la colaboración, el juego, la concentración profunda, la imaginación y la comunicación.
Promueve la idea de que las personas nos auto construimos psicológicamente a través de la interacción con el entorno, y tenemos una tendencia innata al desarrollo personal.
El método Montessori se caracteriza por proveer un ambiente preparado donde existe el orden, lo estético, simple, real, donde cada elemento tiene su razón de ser en el desarrollo de los niños.
Este ambiente propicia prolongados períodos de concentración que no deben ser interrumpidos. La libertad se desarrolla dentro de límites claros que permite a los niños convivir en la pequeña sociedad del aula. El aula integra edades agrupadas en períodos de 3 años, lo que promueve naturalmente la socialización, el respeto y la solidaridad.
Los niños trabajan con materiales concretos científicamente diseñados, que brindan las herramientas para explorar el mundo y para desarrollar habilidades cognitivas básicas. Los materiales están diseñados para que el niño pueda reconocer el error por sí mismo y hacerse responsable del propio aprendizaje.
El adulto es un observador y un guía; ayuda y estimula al niño en todos sus esfuerzos. Le permite actuar, querer y pensar por sí mismo, ayudándolo a desarrollar confianza y disciplina interior.