Hay muchas experiencias en la vida que son únicas e irrepetibles, que podrían definirse como una cadena de primeras veces… Por lo menos eso es lo que piensa una mujer, y entre esos momentos que ellas desean atesorar eternamente se encuentran sus XV años, su graduación, su boda, su embarazo y ¡el parto!
El primer parto para papá ¡cero desmayos!
Como hemos destacado en otras ocasiones, desde el momento de la concepción son ellas quienes tienen una conexión inmediata con el bebé que viene. En cambio, para nosotros no es tan fácil, por razones que seguramente ya has leído en esta revista más de una vez. Tal vez al recibir la noticia del embarazo comenzaste a pensar en formas de involucrarte. Es cierto que hay algunos que desde el principio se convierten en la sombra de su pareja: van con ella a todos los eventos con el adjetivo prenatal que se les crucen en el camino, como cursos, talleres, conferencias, hasta yoga; compran libros e incluso comparten los síntomas, pero a pesar de toda esta buena voluntad, se niegan rotundamente a entrar a la sala de parto, o un poco más dramático, a filmarlo. ¿Por qué? Razones quizá sin razón
Los argumentos que utilizan con mayor frecuencia para evitar asistir a la sala de parto pueden resumirse en tres:
- “No me gusta la sangre” (imaginen la cara de repulsión del marido)
- “Si veo salir la cabeza de mi hijo de ‘ahí’, no estoy seguro de que nuestra vida sexual vuelva a ser la misma”
- “No sé si pueda soportar el sufrimiento de mi esposa”, evidentemente se refiere al dolor ¡por supuesto! mis pacientes expresan estas cuestiones cuando estamos solos, de otra forma, lo único que sale de sus labios es un “no” rotundo y se acabó o comienzan a quejarse de que ese tema debe discutirse en casa.
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Sin embargo, futuros padres, sean sinceros ¿con cuál de los escenarios anteriores se identifican? ¿sienten como suyos los tres? Si es así, primero que nada deben analizarse para entender qué está pasando, y al mismo tiempo, hacer que su pareja se sienta apoyada, comprendida y amada. Un asunto de dos.
Esto parecerá un gol en la portería de las mujeres que lean este artículo, pero por el bien de ambos, es necesario decirlo: asistir y/o grabar el nacimiento de un hijo no es una obligación. Es verdad que en ese momento necesitan de todo el apoyo, y que éste resulta más significativo si proviene del hombre con quien decidieron compartir su vida, pero deben pensar que el parto en particular puede resultar una experiencia maravillosa para su esposo o bien, un momento traumático que únicamente afectará su relación, porque desafortunadamente, la educación sexual no nos prepara para separar a la madre de la amante, mucho menos a mirar el parto como algo que debamos presenciar.
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Pero hombres, lean esto con atención: es importante tomarse tiempo para discutir la cuestión en pareja y evitar imponer su punto de vista. Escúchenla y ganen el derecho a ser escuchados señalando por qué no quieren estar ahí. Piensen que la decisión final es de ustedes y tienen que decirle del mejor modo posible si van o no a asistir. Finalmente, no tengan pena de aceptar que están muertos de miedo. Varios de mis conocidos tienen temor de que las cosas salgan mal, se preguntan: “¿qué sucedería si surgen complicaciones?, ¿estorbaré a los médicos?, ¿y si mi hijo está mal?” En ese sentido, como dicen las abuelas: “Mucho ayuda el que no estorba”, así que lo mejor es “perderse” el gran momento.
Si decides entrar, considera:
Para reducir al máximo tus temores hacia cualquier eventualidad, asiste con suficiente anticipación a un curso prenatal y expón todas tus dudas. Si a pesar de lo anterior tus miedos persisten, acude al psicólogo y recuerda que siempre podrás decirle a tu esposa que presenciar ese momento está más allá de tus posibilidades. Debes ser consciente de que quizá durante el parto ella diga o haga cosas que no te agraden en lo absoluto –sí, los gritos e insultos son muy comunes– No olvides que deberás atender al pie de la letra las indicaciones del médico “Si veo salir la cabeza de mi hijo de ‘ahí’, no sé si nuestra vida sexual vuelva a ser la misma”