Así, los investigadores encontraron que los adolescentes que pasan más tiempo con sus amigos conviviendo en persona, haciendo ejercicio, realizando actividades extracurriculares, participando en servicios religiosos, leyendo o incluso haciendo tarea son más felices que aquellos que pasan más tiempo en internet, jugando en la computadora, en las redes sociales, texteando o viendo TV.
Se desprende una contundente conclusión que sugiere que el uso de pantalla está ligado a la infelicidad. Y aunque existen numerosos factores que evitan que se pueda decir algo como que «las pantallas son malas», considerando que los adolescentes que pasan más de 5 horas al día en línea tienen dos veces más posibilidades de no ser felices que los que pasan 1 hora diario, es evidente que algo está pasando. Puede ser que los niños infelices tengan una tendencia a pasar más tiempo viendo pantallas e interactuando con medios electrónicos, pero en todo caso es obvio que el hábito de hacer otras actividades es una forma de tratar esa infelicidad y pasar mucho tiempo frente a las pantallas, en cambio, la refuerza.
Diversos experimentos muestran, por ejemplo, que los individuos que para fines de un estudio dejaron Facebook durante 1 semana, reportaron estar menos deprimidos y desolados.
Los investigadores señalan que este fenómeno no es exclusivo de los jóvenes, ya que tambén los adultos de hoy son considerablemente menos felices de lo que eran hace 15 años, según varios estudios.
Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.