La nariz de tu bebé es un sistema de protección muy complejo, a través de ella el aire se purifica para que llegue lo más limpio posible a sus pulmones, todo esto ¡gracias a los mocos! Pues su consistencia es capaz de detener virus y bacterias además de ayudar a expulsar los organismos externos y lubricar el interior de la nariz.
Pero eso no significa que el exceso de mucosa sea lo mejor, también puede ser contraproducente. Aprende a identificar qué tipo de problema tiene tu hijo de acuerdo a la consistencia y color del moco:
- Líquidos y transparentes: no te preocupes, son inofensivos y casi siempre una forma que tiene el cuerpo de limpiar y lubricar la nariz o también por algún cambio de clima. Aunque claramente no se trata de un problema tienes que estar atenta de que no cambie de color y no dure por mucho tiempo ya que podrían ser el resultado de una alergia.
- Con sangre: tranquila el hecho de que tenga un poco de sangre no significa nada grave. Es más común de lo que parece sobre todo porque algunos niños tienden a picarse la nariz o sonarse muy fuerte lo cual provoca daño capilar.
- Color amarillento: se presenta por alguna enfermedad viral como la gripa o resfriado común, es importante que lo atiendan para que no se complique.
- Mocos verdes: generalmente se trata de infección en las vías respiratorias. Estos mocos suelen ser muy espesos, lo mejor es llevar a tu hijo con su pediatra para que identifique el problema y le dé el tratamiento necesario
- Entre café y rojo: es muy importante que acudas a un especialista sobre todo si además el moco presenta un olor fétido ya que la mayoría de las veces se relaciona con algún cuerpo extraño dentro de la cavidad nasal.
Una buena salud nasal ayuda a que sus fosas estén libres y realicen sus funciones correctamente. La mejor forma de lograrlo es con una solución de agua de mar 100% natural, como Afrin Pure Sea que ayuda a limpiar, humectar y descongestionar la nariz.
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