Todos los seres humanos tenemos el don de la resiliencia, es decir, la capacidad para adaptarnos a situaciones adversas y sobrevivir todo tipo de circunstancias, por complicadas que puedan ser.
Resiliencia: Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos
Aunque con el tiempo los adultos aprendemos a distinguir con mayor claridad nuestras emociones, en el caso de los niños muchas veces se requiere del apoyo de un adulto –como los padres o profesores– para distinguir el tipo de emoción que sienten los menores, así como su nivel de resiliencia luego de una situación adversa.
Con el fin de ayudarte a identificar si un niño está siendo resiliente, te compartimos estas características de un niño que se ha adaptado a las situaciones complejas:
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Deseos de vivir su cotidianidad
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Adquisición de aprendizajes y nuevos sentidos de la vida después del suceso doloroso
Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.
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Control del miedo
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Estado de alerta
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Orden en los pensamientos y las ideas, no confusión
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Buen manejo del estado de ánimo
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Vínculo saludable con los seres queridos, amigos o mascotas
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Aprendizaje sin culpa luego de la experiencia
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Percibir equilibrio entre su vida personal, la familiar, el entorno y la naturaleza
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Actitud positiva hacia el futuro
Es importante que cuando ocurre un hecho complicado en la vida de un niño, los adultos no traten de evitarlo o aislarlo, sino de dimensionarlo y ayudarles a comprenderlo. Justo como sucede con un adulto, lo importante para superar con asertividad un acontecimiento complejo es reconociendo las emociones que produce, y trabajando en sanar con compasión y paciencia.
Con información de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes
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