La mayoría de las mujeres embarazadas y en especial las que han sufrido algún aborto en el pasado, sienten temor de pujar durante la evacuación del excremento, lo cual puede hacer que se estriñan.
Sin embargo, el hecho de pujar nunca causaría un aborto a menos que este fuera a suceder de todas maneras. Se han dado casos de mujeres que, justo después de un movimiento intestinal, sufrieron la pérdida de tejido y sangrado. Aunque ambos hechos parecen estar relacionados, no cabe duda de que el tejido y la sangre ya se encontraban en el cuello del útero y que fueron desalojados por las contracciones musculares de la defecación, pero éstas últimas no fueron las que provocaron el aborto.
El propósito del intestino grueso es absorber agua, así es que cualquier desecho que permanezca ahí durante un periodo de tiempo prolongado se reseca cada vez más y la dificultad para eliminarlo aumenta. Por este motivo es importante responder al «impulso» en el momento en que éste ocurre.
Por otra parte, el embarazo es un estado de conservación de líquidos, por lo que aumenta la necesidad de consumir fluidos casi al doble que cuando no estás embarazada, de lo contrario se producirá el estreñimiento.
Es recomendable llevar una botella grande de agua a todas partes y beber de ella constantemente. Deben tomarse cerca de dos litros diarios de líquido, pero toma en cuenta que tanto el café, como el té negro o verde no son considerados como «fluidos» en este sentido, ya que al contrario de ayudarte a incrementar los niveles de líquidos en tu cuerpo, te harán perder agua por su efecto diurético.
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