Fotografías: una imagen siempre dice más que mil palabras
Fotos en las que beses a tu novio o tú y tus amigas bronceándose en una cálida playa son imágenes que debes evitar. Incluso esas imágenes haciendo muecas simpáticas son mala idea para formar parte de tu escritorio.
¿Por qué? Mandan una imagen de rebeldía, desorden y falta de seriedad. Déjalas en casa.
Mejor: Si realmente es necesario que tengas fotografías por cuestiones de motivación, una fotografía seria de tu familia manda un mensaje de compromiso y estabilidad. De cualquier manera, no tengas más de dos fotografías en la oficina.
Tu tono de voz: esto no es un mercado
No importa que sean cuestiones de oficina. Evita gritarle a un colega sobre los nuevos requerimientos de una cuenta o los últimos balances financieros. Incluso el “Fulanita, ¿podrías venir un minuto a mi lugar?” en voz alta es una descortesía.
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¿Por qué? Podrían romper la concentración de otras personas alrededor tuyo y esto, por lo general, es considerado de mala educación.
Mejor: Mantén un tono de voz suave y levántate al lugar de las personas con las que necesites hablar. Cuida también el tono de voz cuando estés al teléfono: la mayoría de las personas tienden a subir naturalmente el tono de voz cuando están en una llamada.
¿Fragancia?
Hay que aceptarlo: el aire acondicionado y los archivos muertos no son precisamente flores del campo. Los olores secos son muy frecuentes en los corporativos; sin embargo, evita aromatizar por tu cuenta, jamás utilices demasiado perfume y considera las cremas aromáticas prohibidas a partir de este momento.
¿Por qué? En gustos, se rompe en géneros. Lo que para ti puede resultar un aroma agradable, a los demás puede resultarles insoportable. Inclusive podrías irritarle la garganta a alguien o darle una severa jaqueca: sé considerada y no te conviertas en la “chica del perfume”.
Mejor: procura abrir las ventanas disponibles y acostúmbrate a usar cremas y perfumes de manera ligera.
Un tornado en tu escritorio
¿Papeles que dijiste que ibas a reciclar hace un mes? ¿Periódicos viejos? ¡Una lata de soda de ayer! No, absolutamente no. Evita más que nada el escritorio desordenado. Tu escritorio debe permanecer siempre en orden, y debe estar preparado para que alguien trabaje en una esquina, incluso si nadie lo hace.
¿Por qué? Porque no hay mejor tarjeta de presentación que el orden.
Mejor: Procura ordenar tus papeles, lapiceros y cajones al menos tres veces a la semana. Una recomendación es no tener alimentos sobre el escritorio más de 20 minutos, tiempo en el que automáticamente se convierte en un comedor.
Nada habla peor de un empleado que el olor a comida, al tiempo que revuelve todo en búsqueda de un papel.
Tenemos comedor, ojalá estuviese limpio
Evita dejar sobras de la semana pasada en el refrigerador o dejar tus platos sucios por mucho tiempo en el lavaplatos de la oficina.
¿Por qué? Porque es un espacio común y tu limpieza muestra respeto por tus colegas.
Mejor: Lava tu taza al momento en el que ya no la ocupes. Tira tus sobras y etiqueta tus tuppers en caso de que los olvides. Haz buen uso del microondas y pasa un trapo si sobre calientas algo y chorrea.