Por Nancy Steinberg
Para mí es curioso escribir acerca de los gemelos, se trata de un tema que conozco a profundidad y del que tal vez nunca llegue a saber tanto como de él. No, no lo he estudiado durante muchos años. Tampoco he escrito mucho al respecto, entonces ¿qué me hace una experta? Se los diré: Yo soy gemela idéntica. Mi hermana y yo somos tan parecidas que hay fotografías en las que nadie, ni siquiera nuestros padres pueden recordar quién es quién.
Esto suena divertido y la verdad es que ahora lo es, mas no siempre fue así. Empecemos por considerar que cada persona nace de manera individual. Desde el punto de vista psicológico, emocional y aún espiritual, nunca ha habido y nunca habrá alguien idéntico a ti y a pesar de esto, existe una enorme presión por parte de la sociedad para que todos aprendamos las mismas cosas, pensemos de la misma forma, actuemos parecido y hasta nos veamos iguales.
Desde pequeños, nos vemos jaloneados entre dos tendencias opuestas y tremendamente fuertes: por un lado, la presión externa hacia la uniformidad y por el otro, la necesidad interna de ser nosotros mismos.
Siendo o no gemelos cada uno de nosotros:
- Luchará por hacerle saber al mundo que es somos únicos e irrepetibles
- Intentará conocerse a sí mismo y desarrollar sus propias capacidades
- Procurará ser tan diferente de los demás como nos sea posible
Y entonces, ¡imagina la ardua tarea que enfrentan los gemelos!

Shhh… La guía definitiva para enseñarle a tu bebé a dormir


Para todos es gracioso ver a dos personas iguales, se les hace fácil tratarlas igual porque “son iguales.” En alguna ocasión escuché a alguien decir que los gemelos idénticos son una misma alma que ocupa dos cuerpos. Me causó un enojo increíble.
Cada uno de los niños de un par es una persona completa y aunque no es sólo a nivel físico que se dan las semejanzas tan estrechas entre nosotros, a un nivel profundo, cada uno somos únicos como todos los demás.
Por el increíble parecido que compartimos y por la reacción general frente a su similitud tenemos que luchar mucho más para conseguir aquello que todos buscamos en la vida: establecer nuestra propia identidad individual; como padres, su misión es otorgarles ese lugar de notoriedad y criarlos como lo harían con cada uno de sus hijos.