Recientemente, un grupo de investigadores de diferentes universidades del mundo -entre ellas, las de Nueva York y Ginebra- demostró que es imposible que el llanto de un bebé pase inadvertido debido a que posee un registro sonoro único:
- Su frecuencia es particular: se le conoce como “dureza” y quiere decir que no es ni aguda ni grave, sino muy amplia y variable. Por ejemplo, el rango de una conversación normal –sin importar el idioma– es de entre 4 y 5 Hz; mientras que la intensidad del llanto de un niño va de los 30 a los 150 Hz.
- Además de activar la parte del cerebro que procesa los sonidos (corteza auditiva), enciende la destinada a provocarnos miedo y prepararnos para el peligro, llamada amígdala. Ambas zonas son las que reaccionan cuando oímos la alarma de un coche o una casa. ¿Te imaginas?
De acuerdo con los investigadores, estas cualidades de los berridos son claves para que tu bebé sobreviva; de otro modo, es posible que no lo escucharas al llorar o simplemente lo ignorarías porque su ruido no sería tan molesto, y en consecuencia, no reaccionarías de forma inmediata antes sus necesidades: hambre, sueño, frío. Gracias a esta arma de supervivencia, ha sido posible, por ejemplo, rescatar a un bebé con vida de entre los escombros de un terremoto.
Para desactivar la alarma
Ahora que entiendes porqué el llanto de tu hijo puede alterarte tanto a ti o a quienes lo oyen, van 3 tips básicos para calmarlo.
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- Háblale aunque te parezca que no entiende: tu voz, que ha escuchado desde que estaba en el vientre, lo tranquilizará, sobre todo si lo haces de forma suave y con un volumen medio.
- Cárgalo y mécelo ligeramente: el sonido de tu corazón y el contacto con tu piel le provocan un efecto sedante.
Descubre por qué es tan importante mecerlo - Responde cada vez que llora: cuando lo atienes comprende que es un niño amado y cuidado, y no crecerá con miedo o incertidumbre.
¿Dejarlo llorar sí o no? Descúbrelo aquí
NOTA: Jamás sacudas a tu hijo si te desespera, pues podrías causarle daño cerebral.