Las siestas son fundamentales para el desarrollo físico y mental de los niños, ayudan a reponer energías e impiden que caigan en estados de agotamiento, mejoran su concentración e índice de atención, además de que los hacen más flexibles y con menos episodios de berrinches.
Cuando un niño ha dormido un par de horas durante el día o la tarde, lo hará mejor y más tranquilo por la noche. De no hacerlo, si termina el día demasiado cansado, es muy probable que ese agotamiento se traduzca en estrés, hiperactividad o irritabilidad, incluso tendrá dificultad para conciliar el sueño y podría despertarse durante toda la noche.
¿Cuál es el horario ideal para las siestas?
El mejor momento para tomar la siesta es a media mañana y lo menos recomendable es que duerma pasadas las tres o cuatro de la tarde.
Debes dejar pasar al menos cuatro horas entre el fin de la siesta de la tarde y la hora de acostarse por la noche.
Si tu hijo toma sólo una siesta, lo más conveniente es que lo haga entre el mediodía hasta las 14:30hrs., justo después de la comida. Si sientes que requiere cambiar o modificar sus tiempos de sueño, obsérvalo un par de días para ver el momento justo en que está somnoliento, y ajusta los horarios como mejor le convengan a él y a ti.
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Cabe señalar que algunos toddlers se resisten y presentan más problemas, al igual que los niños que están en la transición de dos siestas a una, quienes prefieren estar activos que relajarse pues piensan que perderán tiempo valioso si eligen dormir. Si sufres este problema con tu hijo, no insistas, ya que no puedes obligarlo a que duerma. Mejor habla con él e invítalo a su habitación para que juegue tranquilo.
¿Cómo saber si necesita una siesta?
- Pierde interés en los juegos o en las actividades escolares.
- Talla constantemente sus ojos e incluso las orejas.
- Tiene la mirada vidriosa.
- Está irritable o demasiado exigente.
- Es impaciente.
- Hace berrinches sin motivo alguno.
- Se queda dormido durante trayectos o mientras ve la televisión.
- Despierta contento pero al pasar las horas se pone malhumorado.
- Está adormilado todo el día.
Cuándo detener las siestas
Saber cómo y cuándo fomentar el reposo extra es igual de importante que advertir el momento en que debemos parar estas horas de sueño. Cuando los niños están listos para dejar de dormir, disminuyen gradualmente cada siesta o empiezan a saltárselas poco a poco. Otras señales que indican que ya no las necesitan son:
- Está inquieto y agitado cuando intentas que descanse
- Si pierde un periodo de sueño no muestra señales de agotamiento
- Cuando duerme durante el día se le dificulta conciliar el sueño en la noche
Organizar sus siestas para que tenga la recarga de energía y el descanso necesarios no tiene por qué ser una tarea agobiante para ninguno de los dos. Recuerda que una rutina simple ayudará a que se sienta más dispuesto a detener sus actividades e ir a la cama.