¿Cómo identificarlo?
Pueden empezar a presentar determinadas conductas de manera constante y durante un cierto periodo de tiempo:
- Aislamiento
- Irritabilidad
- Temor
- Apego excesivo
- Sensación de inseguridad
Otros más se pueden ver reflejados en su desempeño escolar afectando su rendimiento y aprendizaje, problemas que el menor no presentaba con anterioridad. También puede haber un retroceso en conductas que el niño ya había superado como dormir solo y con la luz apagada; control de esfínteres o dejar de chuparse el dedo.
Algunas de las posibles causas por las cuales tu hijo o hija pudiera presentar un cuadro de estrés son:
- Vivir en un ambiente violento. Que haya violencia intrafamiliar o que existan agresiones directas al menor
- Negligencia de los cuidadores. Ya sea que los papás o las personas encargadas de cuidarlos minimicen alguna discapacidad, enfermedad, dolor o malestar que el niño manifieste
- Limitación del tiempo de juego. Muchas veces por cumplir con actividades extraescolares (natación, ballet, clases de piano, entre otras disciplinas) el niño queda privado de un tiempo exclusivo de relajamiento, dispersión y juego
- Falta de comunicación o expresión de sentimientos. La falta de comunicación por parte de los padres puede ocasionar dificultad para la socialización, expresar emociones, sentimientos y necesidades
Saber identificar estas señales ayudará a evitar que el estrés infantil se convierta en crónico y derive en trastornos como ansiedad, depresión, trastornos de la conducta e incluso agresividad. ¿Sabes si tu hijo lo está? ¡Obsérvalo!
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