Cuando un niño presenta irritabilidad, cambios de carácter, problemas de atención, memoria, bajo rendimiento escolar, hiperactividad, cefalea matutina, aumento de la frecuencia de micción nocturna o enuresis (se orina durante el sueño), ansiedad o angustia a la hora de dormir, pueden ser señales de que padece trastornos del sueño, los cuales afectan el desarrollo del sistema nervioso.
Si no presenta alguno de estos síntomas pero no duerme a sus horas porque pasa mucho tiempo jugando con algún dispositivo electrónico, también puede tener repercusiones negativas en su desarrollo.
De acuerdo con la ENSANUT (Encuestsa nacional de salud y nutrición 2012)
– El 13.6% de los niños en México tienen talla baja
– Sobre prevalencia de talla baja por región de residencia revelan que en el sur es de 19.2%; en la Ciudad de México es de 12.3%; en el centro es de 11.4%; y en el norte únicamente el 8.9%”
La luz que emiten los dispositivos electrónicos se vuelve nociva sobre todo por la noche, aún más que la de los focos y las lámparas, ya que altera el ritmo biológico o circadiano, que es responsable de la secreción de las sustancias hormonales durante el sueño, como cortisol, melatonina, prolactina y la hormona de crecimiento.
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La Hormona de Crecimiento (HC) alcanza su máximo nivel poco después de que la persona se queda dormida. Los picos secretores de ésta son 10 veces más importantes en la primera parte de la noche.
Detección de trastornos del sueño
Es importante investigar los antecedentes personales y familiares, así como la información de los padres de cómo han identificado los síntomas que les alertan, además es importante realizar:
– Exámenes físicos
– Neurológicos (electroencefalograma y polisomnograma)
– Respiratorios
– Radiológicos
La llegada de la noche, percibida por las células ganglionares, activa la secreción de melatonina (durante el día es escasa). La melatonina es una hormona que, entre otras cosas, nos induce al sueño. Sin embargo, si la retina sigue recibiendo luz aunque sea medianoche, todo este proceso se altera, provocando que el ritmo circadiano se rompa hasta el punto de convertirse en un verdadero problema de salud en los casos más graves.
La luz artificial en la retina inhibe a las neuronas que inducen al sueño y activa a las que provocan el estado de vigilia en el hipotálamo.
Los Diodos Emisores de Luz (LED) presentes en televisores, ordenadores, tabletas y teléfonos móviles, suelen emitir mucha luz azul, que es la más nociva por la noche, por lo que a mayor exposición a este tipo de iluminación, mayor será la probabilidad de alterar el ritmo de sueño.
Cuando la longitud de onda azul estimula a las células de la retina que regulan los ciclos del sueño, se produce menos melatonina y por ello, la persona se siente estimulada, con más energía y sin sueño.
La Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda la eliminación por completo del tiempo de pantalla para los niños menores de 2 años, vinculándola con retrasos en el aprendizaje de idiomas, y es importante tener en cuenta que al igual que los televisores, videos, computadoras tabletas y teléfonos móviles tienen pantallas.
¿Cuánto debe dormir?
Depende de varios factores, como el cultural, familiar, ambiental y el genético y además cambia conforme a la edad, pero se ha demostrado que las horas necesarias para tener un adecuado descanso y buen rendimiento durante el día son:
– De 0 a 1 año: alrededor de 15 a 16 horas
– 2 a 3 años: 12 a 14 horas
– 4 a 6 años: 11 a 12 horas
– 7 a 11 años: 10 a 11 horas
– 12 a 13 años: 9 a 10 horas
– 14 a 16 años: Mínimo 8 horas