EN ESTE VIDEO TE DECIMOS CUÁLES SON LOS ERRORES DE LOS PAPÁS PRIMERIZOS
Los errores más comunes de los papás son:
1. No predicar con el ejemplo: Los niños necesitan buenos modelos a seguir y es imposible pretender imponer reglas, límites o buenos hábitos si haces lo contrario de lo que exiges. “Los niños todo lo observan”, señala Leonor Rodríguez, especialista en Psicomotricidad y Pedagogía. “Desde muy temprano se dan cuenta de que los padres no siempre tienen la razón, después descubren que los adultos no son congruentes con lo que piden y de ahí el siguiente razonamiento lógico es simple: si ellos no se saben comportar, ¿por qué yo sí tengo que hacerlo?”. Así, no podemos pedir honestidad, si nos pasamos un semáforo; exigir limpieza, si tiramos basura en la calle; esperar que lean, si nunca nos ven haciéndolo; pedir que sean excelentes estudiantes, si nosotros no seguimos aprendiendo. Sumado a todo esto, predicar con el ejemplo también te hará una mejor persona.
ESTO ES LO QUE APRENDEN DE TI TUS HIJOS
2. La mesa: un campo de batalla: La hora de la comida, sin duda el peor momento para sacar el repertorio de gritos, amenazas y chantajes a los que muchos recurren para obligar a comer a sus hijos. “Se trata de una guerra en la que ambas partes pierden” apunta la psicóloga Carolina Ruiz, “al final no se tratará de la comida, sino de tener el control.
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Los hijos se niegan a comer para demostrar su autonomía”.
3. Tienes que comer de todo: Hace algunos años se pensaba que un niño gordo era sinónimo de uno sano. Diariamente escuchamos los peligros que acarrea el exceso de peso, como hipertensión y diabetes, entre otros, sin embargo insistimos en sobrealimentarlos “por que están creciendo”. El aumento de peso no necesariamente quiere decir que esté bien alimentado, mejor llévalo al pediatra o al nutriólogo y aclara todas tus dudas. Recuerda que nunca debes ponerlo a régimen sin supervisión médica.
SI DE BEBÉ ES OBESO, ¿SERÁ OBESO DE ADULTO?
4. Si no comes, no hay postre: “Los adultos solemos premiarnos con dulces y comida chatarra”, explica el psicólogo José Servín. Sin embargo, se trata de una forma de presión contraproducente, pues sólo le estaremos enseñando a valorar más los dulces que las verduras o la carne. ¿La solución? Eliminar las golosinas procesadas y en su lugar ofrecer sólo postres saludables como fruta o yogurt.
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5. La cocina no es un lugar para ti: Desde luego que no lo es cuando no hay un adulto responsable que se encargue de supervisarlos. Sin embargo, los niños que están más involucrados en la preparación de sus alimentos tienden a pedir más vegetales y fruta que aquellos que no lo hacen.
6. Ponte a leer: La lectura es un hábito que se obtiene por imitación, así que no esperes que un niño lo adquiera si tú nunca abres un libro. Es muy cierto ese consejo que escuchamos con frecuencia: hay que leer en familia al menos 20 minutos al día.
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7. Eso no se hace: Muchos padres evitan hablar de sexo con sus hijos por considerarlo un tema no apto para sus inocentes cabezas. Ellos experimentan sensaciones, observan y se autoexploran, por tanto tienen muchas dudas que esperan que los adultos les resuelvan, y lo peor que podemos hacer es evadir sus preguntas, al contrario: hay que contestar de manera clara, sincera y directa. No está de sobra que busques información y libros de sexualidad dirigidos al público infantil, te sorprenderá toda la bibliografía que existe.
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8. Ponte a ver la tele un rato: Un padre exhausto puede caer en la tentación de usar el televisor para “entretener” a sus hijos. El máximo que se debe permitir es de una a dos horas de televisión al día y siempre acompañados de un adulto que se asegure de que vea programas adecuados para su edad. Recuerda: ¡jugar, pintar o leer también los distraen!
LO QUE DEBES SABER SI CALMAS A TU HIJO CON EL CELULAR
9. Porque lo digo yo: Los padres autoritarios suelen establecer demasiados límites, fijar reglas estrictas, establecer una relación de control y no permitir la libertad de elección. Los niños merecen que se le den razones, que se les explique el por qué de los límites que se les imponen, de otra manera corremos el riesgo de criar personas que no aprenden a pensar por sí mismas. Peor aún: el autoritarismo puede ser el caldo de cultivo de una adolescencia de pesadilla.
LA IMPORTANCIA DE PONERLE LÍMITES A TU HIJO
10. Bueno, sólo por esta vez: Este modelo de paternidad es fácil de identificar: no fijan límites ni reglas. De la misma forma en la que los autoritarios no brindan explicaciones sobre el por qué de los límites, el permisivo tampoco se molesta en razonar con un niño sobre las consecuencias de un mal comportamiento. Irónicamente, los límites les brindan a los hijos una estructura, y ésta los hace sentir seguros.
11. No tengo tiempo para jugar: Sabemos que las responsabilidades laborales exigen mucho, pero no puedes anteponerlas a la convivencia con los niños. ¿La oficina te exige demasiado? Entonces llámalos por teléfono durante el día y olvídate de dormir hasta la tarde los fines de semana, ahora los sábados y domingos son de tu familia.
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12. Deja ahí, mejor yo recojo: Tan importante como fijar límites es darles responsabilidades a los chicos. Las obligaciones de acuerdo a su edad, como recoger los juguetes, mantener ordenado su cuarto o pasear al perro, desarrollan su sentido de responsabilidad, los hace más independientes y les da seguridad en sí mismos. Por el contrario hacer todo por ellos los convierte en una extensión de los adultos en lugar de seres individuales.
13. Tendrás todo lo que a mí me faltó: Sin duda es muy respetable que un padre no desee que sus hijos pasen por privaciones, pero cuidado. Ellos no necesitan todo para ser exitosos en la vida. ¿La mejor prueba?, ¡un padre que superó los obstáculos de su niñez para convertirse en un adulto exitoso!