Ordenar/Mandar:
Tienes que… Debes… Vas a…
Esta barrera produce en tu hijo temor o resistencia activa (“a ver si lo hago”), es decir, promueve conductas rebeldes y que los hijos busquen desquitarse. Es mejor que le digas de forma amorosa las cosas que quieres que realice, inventa una manera atractiva para que no se sienta presionado.
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Advertir/Amenazar
Si tú no, entonces… Mejor… O de lo contrario…
Puede producir temor y sumisión. Invita a “comprobar” las consecuencias de la amenaza y puede ocasionar resentimiento, enojo o rebeldía. Nunca es bueno que tu hijo tenga miedo de ti. Es importante que fomentes la confianza entre los dos explicándole las consecuencias que tiene cuando, por ejemplo, no recoge sus juguetes. Dile que puede lastimarse al tropezar con alguno de ellos o que tu o su papá pueden hacerlo también; así le será más sencillo comprender lo que tiene qué hacer, pero no se sentirá amenazado.
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Moralizar/Predicar
Deberías… Te convendría… Es tu responsabilidad…
Crea “obligación” o sentimientos de culpabilidad, y comunica una falta de confianza en el sentido de responsabilidad del hijo, él puede sentir que descalificas todo lo que hace. Es mejor que de vez en cuando dejes que tome decisiones, explicándole que todo acto tiene consecuencias, de este modo aprenderá que cada elección tiene un efecto y que depende de él que sea positivo o negativo.
Aconsejar/Dar soluciones
Lo que yo haría es… ¿Por qué tú no…? Déjame sugerirte…
Puede implicar que no sea capaz de resolver sus propios problemas, y ocasionar dependencia o resistencia. En algún momento sentirá que no es lo suficientemente hábil para hacer cosas por su cuenta y recurrirá a ti para que le soluciones todo. Fomenta su independencia estimulando sus áreas de oportunidad.
Persuadir con lógica/Argumentar
Esto es por lo que tú estás mal… Los hechos son… Sí, pero…
Provoca una posición a la defensiva y contra-argumentos. Puede ocasionar que el hijo se sienta inferior e inadecuado. Es como si lo hicieras sentir culpable todo el tiempo, no está mal que le expliques la razón de ser de las cosas, pero evita hacerlo con palabras que dañen su autoestima.
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Preguntar/Interrogar/Sondear
¿Por qué? ¿Cómo? ¿Qué es lo que tú…?
Cuando el hijo contesta preguntas con frecuencia recibe críticas o soluciones. Entonces aprende a responder con evasivas, medias verdades o mentiras. El niño abrumado por algún sentimiento, no es capaz de contestar razonablemente la pregunta “por qué” y guarda dentro suyo el sentimiento que le duele. Permite que él se acerque a ti para contarte las cosas, deja que te diga poco a poco lo que sucede para no «bombardearlo» con tanta interrogativa y que se sienta acorralado o prefiera dejar de contestar.