Es un desorden del aprendizaje relacionado con la lectura y la escritura, que ocurre cuando el cerebro tiene dificultades para interpretar y procesar símbolos. Una de sus manifestaciones más comunes es la confusión entre la “b” y la “d” pero existen otros síntomas que pueden ayudar a identificarla, como añadir sílabas, omitir letras, unir o separar palabras inadecuadamente, saltarse líneas, distorsionar los sonidos durante un dictado o no comprender oraciones simples.
Su diagnóstico se facilita después de los cinco años de edad; en caso de padecerla es importante contar con la atención de un psicólogo y un terapeuta de la comunicación.
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Dislalia
Es el trastorno del lenguaje más común en niños, aunque antes de los cuatro años todavía se considera parte de la adquisición del habla. Un claro ejemplo es sustituir, omitir o deformar la pronunciación de ciertas letras: “abua” (“agua”), “mía” (“mira”) y “tes” (“tres”). Si ya en la etapa preescolar continúa, se denomina dislalia funcional que es atribuida a problemas en la estructura y el funcionamiento de las cuerdas vocales, la boca, los labios y las mejillas.
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De acuerdo con la Coordinación de Psicología Educativa de la UNAM, se estima que en México 4% de los niños la sufre, pero también puede presentarse en la adolescencia y la edad adulta. Para su tratamiento es necesario un equipo de odontólogos, terapeutas del lenguaje y psicólogos que trabajen en el desempeño académico del niño y su autoestima.
