Lo positivo
- La emoción y orgullo de convertirse en padres
- El nuevo sentido de vida y trascendencia a través de un hijo
- La experiencia de una nueva dimensión de amor incondicional
Lo complejo
- Las renuncias a algunas libertades, viajes, trabajos, carreras y convivencias con su compañero
- El cambio de roles: si dejas de trabajar ahora él es quien debe proveer o tú experimentas mayor estrés por la sensación de responsabilidad; hay un desbalance del poder económico
- Los miedos antes desconocidos acerca de la salud y seguridad de su primogénito, la estabilidad financiera y a no estar haciendo “bien” las cosas
- Los cambio de hábitos y rutinas como sueño interrumpido y de baja calidad reparadora
- Las exigencias agregadas pues los nuevos deberes implican ansiedad y cansancio
- La frustración cuando no se pueden “leer” las necesidades del recién o cuando “nada de lo que hacen parece funcionar”
- La vida sexual y de pareja pues el agotamiento desmotiva el acercamiento íntimo así como el resentimiento hacia el otro pues no está colaborando equitativamente o no está involucrado
- Los pocos espacios de tiempo libre sirven para repartir quejas y reclamos
- Las familias pues es cuando suelen haber más intromisiones que si bien son con el afán de ayudar, causan más conflicto entre ustedes
Qué hacer
- Al inicio es casi imposible, pero impidan que el recién llegado se convierta en el único eje sobre el cual giran; recuerden que su nuevo papel no es reemplazo del anterior sino complemento y ambos son igual de sustanciales
- Reserven tiempo libre para ustedes de manera regular, al menos una vez por semana; un momento donde puedan estar sólo los dos sin conversar acerca del niño, sino de su relación; no hablen de quejas pero sí de lo que aprecian o les gusta. Respeten ese lapso; no es una actividad opcional, sino necesaria
- Estudien sus conceptos de equidad y justicia para que si a alguno de los dos le resulta menos fastidioso levantarse a media noche, sea quien lo haga por acuerdo mutuo. Usen sus talentos y preferencias naturales para colaborar
- Habitúenlo a ciertas rutinas domésticas como dormir en su cuna y apagar la luz, lo ideal es que se alternen para que sepa que puede hacerlo en compañía de ambos
- Programen un momento donde conversen acerca de cómo se están sintiendo, los problemas que surjan y acuerden estrategias para resolverlos. Ocupen 20 minutos. No más, no menos
- Cuando tengan reclamos o quejas:
- Hablen de lo que les gustaría que pasara, no de lo que aborrecen que esté pasando
- Háganlo en plural; el conflicto es de los dos
- Formulen peticiones claras, no las dejen a la adivinación o al sentido común
- Escuchen las objeciones de cada uno sobre lo que solicitan y busquen el mejor arreglo posible
- De sus familias acepten el apoyo si es necesario pero no toleren una invasión doméstica
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