La imposición social de los roles sólo ha sido una imagen en la que siempre se le ha dado más peso a la madre, tal es el caso de la importancia de una fecha específica para el Día de la Madre. La creencia popular ha determinado que entre hombre y mujer, el primero no cuenta con las mismas capacidades de crianza para el hijo, por lo que se asegura que la mujer siempre tiene la razón.
Los roles aprendidos como estereotipo en la sociedad no dan buenos resultados en la convivencia familiar y menos hablando de responsabilidades, porque el padre no sólo funge como proveedor material y la madre como proveedora de todo lo demás. Actualmente, los roles impuestos han cambiado al grado de que el padre se convierte en el amo de casa mientras que la madre sale a trabajar para proveer los bienes materiales que son necesarios, en particular, para el hijo.
Estudios recientes han demostrado que los hombres, próximos a ser padres, son capaces de experimentar el llamado Síndrome de Couvade o los famosos síntomas del embarazo de su pareja: náuseas, antojos, mareos, cansancio y hasta dolores abdominales similares a las contracciones uterinas. Esto sucede por lo general en el tercer mes de gestación o en la fecha cercana al parto.
Históricamente al hombre sólo se le ha visto, y así ha sido educado, como el progenitor que solamente fecunda al óvulo y tan pronto cumple se aleja, reduciendo así su papel a un simple proveedor económico y a un ser autoritario, sin embargo, la evolución del pensamiento social ha cambiado las tendencias de crianza en una nueva etapa en la que una vez que el hijo nace, el padre tendrá que cumplir una de las funciones más importantes en la crianza del pequeño y esto implica algo más que ser un simple proveedor de comida, techo o ropa como se le ha visto a lo largo de la historia.
Dentro de los elementos que interfieren en la salud familiar está la dinámica interna del funcionamiento familiar. Cuando es armónico:
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- Hay cohesión familiar
- Comunicación
- Flexibilidad
- Claridad de reglas y roles
- Un adecuado funcionamiento familiar
A pesar de una establecimiento de reglas y roles específicos, aún se observa que el modelo de padre proveedor, autoritario y distante sigue vigente en nuestra sociedad, y aunque actualmente hay hombres que han tratado de romper con este rol tradicional, existen barreras sociales y culturales que insisten en nulificarlos.
Javier Castellanos, antropólogo social del Instituto Mexicano de Investigación de Familia y Población (IMIFAP) comenta: «Es muy común hablar de instinto materno, es como si ser mujer fuera igual a ser madre, pero esa es una decisión de cada una y no necesariamente tiene que cumplir dicho patrón. Ahora, en el lado paterno casi no se habla del instinto paterno y desde ahí empiezan por descalificar y anular la capacidad del varón para el cuidado de los hijos”.
«Esto lo podemos ver en muchos ámbitos, uno de ellos es el legal donde la mujer tiene preferencia en la custodia de los hijos pequeños con el argumento de que es la más capacitada; o cuando un hijo está en el hospital y un padre va visitarlo se le trata como una visita más y no se le da la misma importancia que a la madre» agregó Castellanos.
Así muchos padres que siguen este papel tradicional viven una soledad, donde no pueden expresar su amor, ni compartir sus emociones con ningún integrante de su familia ya que está de por medio su «masculinidad».
De igual forma encontramos que las mismas mujeres ponen en duda el valor de un padre, cuando dicen «éste es mi hijo yo lo parí, a ti nada te costó» y aquí habría que cuestionarnos ¿acaso el padre no da el esperma, la vida? Él también forma parte de este proceso, sin embargo, otra cara de la moneda es que los mismos hombres se mofan de las actividades que deben tener como integrantes de la familia que también ayudaron a formar. Aunque no es de una manera directa, el hecho de que fuera del círculo familiar se den comentarios como “eres un mandilón” afectan el razonamiento de él.
Las capacidades afectivas y sociales de crianza han cambiado junto con la evolución de la sociedad, en la cual los valores también tomas un significado diferente para adecuarse a las nuevas necesidades. En una relación familiar, ambos son igualmente importantes, ninguno vale más que el otro, porque tanto la madre como el padre forjan una educación que ayudará para el carácter de su hijo en el desarrollo, además de que la conexión en el triángulo familiar (madre, padre e hijos) será más eficiente con buenos resultados.
Javier Castellanos, Antropólogo Social del Instituto Mexicano de Investigación de Familia y Población (IMIFAP).
Laura Evelia Torres Velázquez, Doctora en sociología y Maestra en psicología de la UNAM