No eres mal padre si no quieres jugar con tu hijo
El reto es molesto pero manejable. Imagina la situación: tu hijo te pide jugar con él y sus bloques pero tú tienes todo un mundo de ropa que lavar. Sabemos que la ropa puede esperar, pero este día en verdad no podrás armar el castillo de todos los días. Empieza el llanto: «Es que ya no me quieres» o «La mamá de mi amigo juega todos los días con él». Resultado: te sientes la peor mamá del mundo. Puede que a tu hijo se le pase el llanto y juegue él solo, pero ¿y si empieza el chantaje? Cuando consigues identificar que tus niños te están poniendo a prueba o manipulándote, lograrás manejar la situación de forma práctica y sin necesidad de gritar o discutir.
¿Cómo se maneja la manipulación y el chantaje?
1. Identifica y categoriza las estrategias del chantaje. Este proceso te ayuda a pensar de manera realista y decidir qué hacer de forma tranquila. Recuerda que si no quieres jugar con tu hijo, está bien.
2. No cedas una vez que empezó. Lo más difícil de este punto es lidiar con los sentimientos incómodos dentro de nosotros. Cada tipo de chantaje está “diseñado” para crear un sentimiento desagradable para los papás: ansiedad, culpa, miedo, etc. Una vez que empezó, el trato que tu hijo te ofrece es: “dame lo que quiero y así te deshaces de tus sentimientos incómodos.
3. Ignorar o poner una consecuencia a esta conducta. Checa algunas de las propuestas de nuestros especialistas bbmundo aquí.
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¿Que hacer con los chantajes?
Si no quieres jugar con tu hijo, es importante establecer consecuencias a algunas formas de manipulación y saber cómo no responder a otras (hacerte cargo no siempre significa hablar). Lo que elijas ignorar y a qué poner consecuencias dependerá de:
- La agresividad en la respuesta de tu hijo: sus conductas más agresivas deben tener consecuencias; por ejemplo suspender temporalmente cosas que le agradan. Cuando le expreses estas consecuencias cuida poner la menor emoción negativa posible y trátalo como algo natural
- Lo más importante es ser consistente en nuestras respuestas, de nada sirve aplicar todo esto una vez si la siguiente terminamos cediendo
Recuerda que los buenos padres tienen dos cualidades que destacan, aunque en ocasiones no quieres jugar con tu hijo: son cariñosos (se preocupan por el cuidado a nivel emocional y material) y saben imponer límites (haciéndoles entender que no pueden darles todo lo que quieren ni en el momento en que lo piden).
Gabriella Muzzi Turullols
Maestra en Psicoterapia Psicoanalítica
T.1942 2120 y 5291 4461.
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