De acuerdo con datos de la Skin Cancer Foundation de Estados Unidos, 95% del envejecimiento de la piel se debe a la exposición solar que, además de provocar arrugas, manchas y flacidez, la hace propensa a contraer uno de los cánceres más peligrosos: el melanoma.
[relacionado id=3002]
Para prevenir riesgos tanto tú como tu hijo deben siempre:
- Usar protector solar. Aunque decidas no utilizar algo más, éste sí no lo puedes olvidar, sobre todo aquellos contra los rayos UVA y UVB.
- Aplicarlo diariamente. Incluso si está nublado y piensas que no podría hacer daño, ¡error! El astro rey está presente todo el tiempo.
- Usarlo aun en interiores. La luz artificial y la de la pantalla de tu computadora también afectan.
- Ponerlo en todas las zonas. Las manos, el cuello, el pecho e incluso las orejas requieren protección porque en ti son fuertes reveladores de la edad, en tu hijo es en los lugares donde más le arderá si sale a jugar.
- Encontrar la presentación adecuada. Si tienes la cara grasosa o con tendencia al acné, busca los que vienen en gel.
- Preferir cremas que lo incluyan. Los humectarán y ayudarán rápidamente.
- Buscar el FPS adecuado. De 30 en adelante son los más seguros. Para niños hay hasta de 50, busca la presentación Kids.
- Tampoco se escondan. Suena contradictorio pero sí necesitamos una dosis solar todos los días para fijar la vitamina D en nuestros huesos. El secreto: salir al aire libre 15 minutos y exponer partes del cuerpo como las piernas y los brazos. Lee qué es el baño de sol para tu bebé aquí.
- Utilizarlo 20 minutos antes de salir de casa. Si quieres que de verdad funcione, necesitas darle a la piel tiempo para absorberlo; de lo contrario será como ponerte nada.
- Tener en mente la frecuencia. Cuando vayan a la playa, a la alberca o algún lugar húmedo, las propiedades se deslavarán, así que reaplica cada dos horas.
Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.