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1. Elabora un presupuesto de gastos básicos del hogar (renta, pago de servicios, etc.) A este súmale un margen de dinero que utilizarás para determinadas salidas o compras, ya que ahorrar no significa privarse totalmente de las cosas que nos gustan. Por el contrario, si te restringes demasiado, no podrás mantener el hábito de ahorrar por mucho tiempo.
2. Estudia las cuentas de los servicios (electricidad, gas, agua, etc.) de los últimos 6 meses y fíjate si durante ese tiempo han aumentado, se mantuvieron al mismo nivel o disminuyeron. Elabora un promedio de los 6 meses por cada cuenta y procura que las cuentas que vengan en el futuro estén por debajo de ese promedio. ¿Cómo? Procura desconectar los artefactos que no utilices, aprovecha al máximo la luz del día para realizar tus actividades, mantén la temperatura del boiler a 40º C (recomendada para las familias con niños pequeños), etc.
3. Registra tus gastos mensuales, de esa forma verás en qué gastas tu dinero, con lo que podrás administrarlo mejor.
4. Evita las compras compulsivas. Por más que veas un letrero gigante que diga 50% de descuento, primero piensa si realmente necesitas ese producto, ya que la mayoría de las veces no es así. Contrólate y recuerda que más adelante podrás comprar las cosas que realmente quieres o necesitas con el dinero que hayas ahorrado.
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