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Acondicionamiento físico posparto

Una de las mayores preocupaciones es recuperar tu figura. Sí se puede, no te rindas.

Por Glenda Furszyfer, psicoprofilaxis

Sabemos que vernos bien está directamente relacionado con sentirnos bien. Por eso, una de las preocupaciones más comunes en el posparto es cómo recuperar nuestra figura y eliminar el peso que ganamos durante el embarazo.

Aunque la dieta nutricionalmente equilibrada es fundamental durante esta etapa, el ejercicio también es muy importante. Éste no sólo ayuda a normalizar nuestro peso corporal, sino que logra mejorar nuestra condición cardiovascular y muscular, ayuda a mantener la armonía entre cuerpo y mente y se relaciona con la prevención y el tratamiento de la depresión posparto.

Recuerda que así como nuestro organismo comienza un proceso de reorganización y recuperación posparto, también tenemos que reencontrarnos y restablecernos con nosotras mismas, para poder cumplir las necesidades del recién nacido.

Después del nacimento del bebé, se recomienda asistir a clases de entrenamiento físico que estén enfocadas en tonificar, endurecer, fortificar y obtener resistencia no sólo en nuestra masa muscular, sino también a nivel emocional.

El acondicionamiento físico consiste en un programa de ejercicios que se adapta a las necesidades de cada etapa de la mujer y mejora sus cualidades físicas, lo que repercute en su bienestar general.



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¿Cómo es una clase de acondicionamiento físico?

La parte central de este tipo de clases es el entrenamiento, el cual se compone por diferentes ejercicios que se concentran en piernas, glúteos, abdomen bajo, medio y alto, pecho, espalda y brazos. Posteriormente se trabaja con consignas y ejercicios, algunos abstraídos de la técnica de yoga, que sirven para relajar el trabajo muscular anteriormente realizado y también para lograr un mejor manejo de la energía. En esta parte también se busca estimular la concentración y la conciencia de nuestro cuerpo. La clase finaliza con un ejercicio de relajación profunda.

¿Por qué realizar yoga?

La palabra yoga viene del sánscrito “unir” o “reunir” y busca el desarrollo completo de nuestras diferentes facetas: física, mental y espiritual. También puede ayudarnos a encontrar el equilibrio y bienestar en la unidad cuerpo-alma, lo cual va desde una simple relajación hasta la búsqueda espiritual o meditación.

El yoga es una gran alternativa para restablecernos en el posparto. De hecho, la tendencia actual es la clase de yoga para mamás con bebés, que permite hacer ejercicio y recuperar la figura, haciendo contacto con nuestro bebé todo el tiempo.

Este tipo de clases te brindan la oportunidad de recuperar fuerza y flexibilidad, vincularte más con tu bebé y conocer a otras mamás. A tu bebé le permite compartir un nuevo espacio contigo y relajarse con masajes y posturas de baby yoga en un ambiente estimulante.

A través de las posturas del yoga y la respiración, la mente va desarrollando un mayor poder de observación, restándole lugar a la preocupación y la tensión. Con cada una de las posturas se trabaja todo el cuerpo, poniendo especial interés en la espalda, el abdomen, el piso pélvico y las piernas, así como reduciendo tensión de cuello, espalda y hombros. Las posturas requieren equilibrio, concentración, fuerza y elasticidad, mismas que se van adquiriendo y fortaleciendo con la práctica.

Si el bebé está tranquilo o dormido, se acuesta cerca de la mamá y se ejercitan suavemente las posturas. Si está despierto o más activo, la postura se hace con el bebé pegado al cuerpo de su mamá para evitar lesiones en la columna. Al final de la clase se brinda un masaje al bebé y se hace una rutina de yoga para bebés donde se ejercitan sus piernas, brazos y espalda.

Durante este tipo de clases las mamás pueden atender a sus hijos dándoles pecho o biberón, arrullándolos si están inquietos y retomar los ejercicios en cualquier momento.

¿Cuándo comenzar?

Si tu parto fue vaginal, puedes empezar de cuatro a seis semanas después del nacimiento de tu bebé. Si tuviste cesárea, deben transcurrir entre ocho y 10 semanas. En cualquier caso, tú eres realmente quien sabe cuándo tu cuerpo está listo y si la práctica te está haciendo bien. No olvides que la opinión de tu médico también es muy importante.

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