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No te tortures si tu hijo no fue planeado

Esta sorpresa puede ser la mejor noticia de toda tu vida.

Pensar que todo embarazo es feliz, aunque suene duro decirlo, es una cosa que no todas las mujeres experimentan. Las estadísticas son perturbadoras, muchas madres son adolescentes y no lo planean. La tasa de embarazo en adolescentes de entre 12 a 19 años es de 79 por cada mil mujeres. Además, se estima que 695 mil han estado embarazadas alguna vez y siete de cada 10 se consideran madres solteras. Los factores por los que se acepta tener al hijo pueden ser varias, desde la obligación y presión social hasta la mera convicción.

Las madres que son adolescentes se enfrentan de golpe a la madurez, cortando de esta manera su desarrollo físico, emocional y sociocultural. A esto se le suman los problemas de salud personal y familiar, que tienen como consecuencia matrimonios forzados, maternidad no deseada y divorcios.

Más aún, convertirse en padres es un paso decisivo y complicado en la vida de todos los que deciden tener un hijo por convicción o por accidente. Pese a ello, cuando ese niño ya está en tu vida se vuelve una oportunidad porque él te obliga a madurar y a descubrir fortalezas y cualidades que nunca imaginaste tener.

Piensa: ese hijo tarde o temprano llegaría a cambiar tu vida y el hecho de que se haya adelantado tiene algunas ventajas. Estadísticamente se ha comprobado que las parejas jóvenes, al pasar de los años, tienen una mejor relación con ellos, ya que al ser menor la diferencia de edad hay una mayor afinidad en varios temas.

También se ha observado que cuando una pareja se embaraza sin haberlo planeado, la noticia inicialmente provoca una reacción negativa en la familia, pero cuando nace el bebé, abuelos, tíos y demás familiares cercanos se vuelcan para estar cerca de él, entonces se vuelven una red de apoyo que quizá jamás imaginaste tener.

Intenta el siguiente ejercicio



Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.

Haz una lista, sin importar que sea de 300 cosas ni de qué tan dura te parezca, en la que escribas:

  • Qué es lo que sientes
  • Qué ya no tienes
  • Qué crees que ya no podrás hacer
  • Sobre la identidad, libertad y seguridad que perdiste
  • Reflexiona sobre cómo afectó tu trabajo, tu vida social, la relación con tu pareja

En otra hoja contesta las siguientes preguntas:

  • ¿Para qué llegó este bebé?
  • ¿Qué es lo que viene a enseñarme?
  • ¿Qué viene a enseñarle a los abuelos o a la familia en general?
  • Independientemente de la situación, piensa: ¿para qué lo tengo yo aquí, ahora?

Al contestar estas preguntas debes descubrir la misión que ese niño tiene en tu existencia y en la familia que lo recibe en este mundo.

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