El dolor de espalda es uno de los problemas más comunes de las mujeres embarazadas y de los pocos que a menudo persisten después del parto. Casi la mitad de todas las mujeres tienen dolor de espalda en alguna etapa del embarazo. El hecho de cargar nueve kilos o más alrededor de la cintura tensiona la espalda. El dolor empeora en la parte posterior de la pelvis y en la parte profunda de los glúteos al pararse o al sentarse.
Además, es normal que las mujeres sientan dolor en la espalda por los cambios de postura para compensar el peso extra del embarazo. El centro de gravedad se mueve hacia adelante y ejerce más tensión en la parte inferior de la espalda. Por si fuera poco, existe presión sobre los músculos debilitados y estirados del abdomen que soportan la columna vertebral.
Es normal sentir dolor de espalda siempre que no sea un dolor fuerte o agudo. Si sientes un dolor de espalda intermitente, llama al médico porque podría ser in síntoma de trabajo de parto prematuro.
La mejor manera de proteger tu espalda es mantener los músculos abdominales en buen estado antes de concebir. Durante el embarazo, si tienes que alzar algo pesado utiliza las piernas y no la espalda sola. Escucha a tu cuerpo y deja de levantar algo si sientes tensión en la espalda.
Si los dolores no te dejan ni dormir, recuéstate sobre tu costado izquierdo para mejorar la circulación y coloca una almohada entre tus piernasm orocura que sea en un colchón firme que brinde un buen apoyo a la espalda. Si tienes uno blando, podrías colocar una tabla firme entre éste y la base de la cama, para garantizar un mejor soporte.
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¿Cómo aliviar el dolor de espalda?
Si sigues estos consejos, puedes aliviar ligeramente el dolor normal de espalda que se siente durante el embarazo:
- Presta atención a tu postura. Trata de mantener las caderas hacia adelante y la espalda recta. No camines arqueando la espalda ni sacando la panza
- Usa zapatos de tacón bajo con buen apoyo en el arco del pie. Evita usar zapatos de tacón alto porque ponen presión sobre los músculos de la cintura
- Evita levantar objetos pesados porque significa aun más esfuerzo para tu espalda. Si tiene que levantar algo del piso, flexiona las rodillas y mantén la espalda recta
- Ten a la mano las cosas que necesitas para que no debas agacharte ni estirarte demasiado para alcanzarlas. Recuerda que es más fácil perder el equilibrio cuando estás embarazada
- Evita en lo posible pasar mucho tiempo de pie. Si tienes que estar parada durante un tiempo largo, descansa un pie sobre un banquito o caja, así aliviarás la tensión en la espalda
- Siéntate en sillas que tengan buen apoyo para la espalda. Coloca una almohada pequeña detrás de la cintura para que tengas más apoyo cuando estés sentada
- Usa pantalones de embarazo con una banda ancha de elástico que caiga debajo de la curva de la panza. Esa banda te ayudará a sostener el peso extra. También hay fajas especiales de apoyo abdominal que te brindan ese tipo de soporte lumbar. Puedes conseguirlas en tiendas de ropa para embarazadas
- Puedes utilizar una almohadilla térmica, una bolsa de agua caliente o compresas frías en la espalda
Si tu dolor de espalda es intermitente a finales del segundo trimestre o durante el tercero, llama al médico porque podría tratarse de un trabajo de parto prematuro, en especial si tienes dolor de espalda hasta el último período.
Complicaciones
Es frecuente que durante el embarazo aparezca dolor lumbar o ciática. Durante el embarazo, hasta un 30% de las mujeres padecen dolor en la zona lumbar, o ciática -dolor referido o irradiado a la pierna-. También es frecuente que el dolor aparezca después del parto.
Generalmente se debe a que la musculatura de la espalda se sobrecarga y se contractura. Entre los factores que contribuyen a que esto ocurra se encuentran la relajación de los músculos abdominales, la falta de potencia de los glúteos, el aumento de peso y la vida sedentaria. Lo mejor que se puede hacer para evitarlo es hacer ejercicios e intentar adoptar las posturas adecuadas.
También pueden aparecer dolores de espalda después del parto, especialmente si el esfuerzo muscular ha sido muy grande, si hay una dilatación excesiva de la pelvis o si se produce una luxación del coxis.