Debido a los cambios en la fisiología del riñón, hay un incremento notable en la excreción de aminoácidos y vitaminas solubles en agua en la orina. La filtración renal aumenta mucho durante la gestación y si la madre bebe suficiente agua puede disminuir el estrés que sufren sus riñones. Además, las mujeres embarazadas presentan un incremento en el agua que pierden a través de los pulmones debido a la respiración.
Para cubrir los requerimientos de líquido durante el embarazo, es recomendable consumir de seis a ocho vasos de agua de 240 ml, además de tomar jugos, que pueden contar como una ración de fruta. Este consumo asegurará que aquellos cambios que fomenten la retención de agua, no den como resultado la deshidratación, la cual, a su vez, provocará estreñimiento o, en el peor de los casos, un parto prematuro.