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Evita un embarazo de alto riesgo

Los análisis de sangre, de orina y el ultrasonido pueden detectarlo.

Se define como aquel en el que la mamá o el bebé presentan alguna alteración antes o durante el embarazo, amenazando su desarrollo o vida. El diagnóstico ocurre por lo general al momento en que se inicia el control prenatal, ya que en la primera consulta, el especialista indagará respecto a tu historia médica y la familiar a fin de prescribir una serie de estudios que determinarán si todo evoluciona de manera favorable.

Otra forma de detección es aquella que surge tras las complicaciones, entre ellas dolor, hemorragias y contracciones; o bien cuando se advierte que el feto sufre algún padecimiento o anormalidad.

Análisis necesarios

  • Especificará el factor Rh, el grupo sanguíneo y el nivel de anticuerpos a fin de conocer el estado de tu sistema inmunológico
  • Orina con tiras reactivas. Captará la cantidad de glucosa y proteínas y se efectuará a lo largo de los nueve meses para descartar la presencia de diabetes gestacional
  • Por medio de ondas sonoras se observa la evolución fetal dentro del útero

Además, en las revisiones posteriores será necesario controlar tu presión arterial, peso y el estado de tus extremidades, es decir que no estén inflamadas o con venas varicosas y después de la semana 12, el doctor empezará a escuchar y a registrar los latidos cardiacos de tu hijo.

 

Qué lo origina



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Entre las posibles causas están:

  • Anemia. Casi siempre provocada por falta de hierro, ya que al estar embarazada la sangre de tu cuerpo se expande hasta 50% y por lo tanto se requiere de una mayor cantidad que también es imprescindible para la formación del bebé y la placenta. Su presencia es capaz de ocasionar bajo peso al nacer, partos prematuros e incluso abortos.
  • Diabetes preexistente y gestacional. Este padecimiento se origina cuando el cuerpo no produce la cantidad suficiente de insulina o es incapaz de utilizar la que genera. La primera implica que ya eras diabética y la segunda que la desarrollaste debido a las hormonas de este periodo. Las principales complicaciones que surgen son: retraso en la maduración de los pulmones, crecimiento excesivo del feto y por ende dificultades en el parto. 
  • Edad. Concebir antes de los 19 años de edad o después de los 40 resulta peligroso. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), las adolescentes menores de 16 años corren un riesgo de muerte cuatro veces superior al de las mujeres de 20 a 30. Asimismo, la tasa de mortalidad de sus hijos es hasta 50% superior, son más propensas a sufrir de preeclampsia y tienen menos probabilidades de alimentar con leche materna. Por otro lado, luego de los 35 es más factible que el feto presente alguna anormalidad cromosómica o que tenga lugar un aborto espontáneo. 
  • Incompatibilidad de factor Rh. Si una mujer Rh negativo concibe junto con un hombre Rh positivo, tal vez su hijo herede dicha característica del padre y en consecuencia se origine una incompatibilidad con la madre. Si por alguna razón la sangre de ambos llegara a mezclarse, el organismo materno produciría anticuerpos que atacarán a esas “células extrañas”, pudiendo derivar en la dilatación y ruptura de sus glóbulos rojos. Si eres primeriza quizá no haya complicaciones, pero en futuras ocasiones es posible el desarrollo de una anemia aguda, daño cerebral, ictericia o paro cardiaco neonatal.
  • Preeclampsia. Es una condición exclusiva de la gestación y se debe a una presión arterial elevada. Su peculiaridad es la hinchazón y alta eliminación de proteínas a través de la orina. También se le llama toxemia y es común que se desarrolle en la recta final aunque igual llega al término del segundo y principios del tercer trimestre.
  • Embarazo múltiple. Puesto que implica un mayor desgaste para tu cuerpo y útero, aumenta la posibilidad de presentar alguna de las dificultades anteriores. Del mismo modo, se incrementa el peligro de abortos espontáneos o partos prematuros.

 

Cómo prevenirlo

Es importante hacer conciencia sobre las revisiones previas y especializadas desde antes de concebir, ya que cuando hay planeación, las 40 semanas transcurrirán tranquilamente y si surgiera algún problema, podrán tomarse decisiones lo antes posible. Toma en cuenta las siguientes recomendaciones:

 

  • Hazlo en el mejor momento. Tu periodo ideal de fertilidad va de los 20 a los 35 años de edad
  • Espera entre cada concepción. Dos años es lo recomendable, así tu organismo se recuperará por completo y no tendrás un gran desgaste físico y emocional
  • Lleva un control prenatal adecuado. Debe ser periódico y oportuno. Acompáñalo con tu disciplina al mejorar tus hábitos nutricionales y seguir todas las indicaciones recibidas

 

Si tu embarazo ha sido declarado como de alto riesgo toma las precauciones que tu médico señale e intenta mantener la calma, un estado anímico positivo será fundamental para que tu y tu hijo superen este gran reto.

 

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