En nuestra sociedad se considera que los niños gorditos son mucho más sanos que los delgados, pues lucen más fuertes. Sin embargo, no siempre es así.
- Entre un 10% y 20% de los niños mexicanos son obesos, siendo el 5% bebés (0 a 5 años)
- El porcentaje de casos aumenta con la edad: 30% y 40% de los adolescentes y un 60 y 70% de los adultos padecen obesidad
- Según la Organización Mundial de la Salud, el riesgo de desarrollar cualquiera de las enfermedades anteriormente nombradas aumenta a medida que el Índice de Masa Corporal (IMC) es más alto
¿Por qué se vuelven así?
La obesidad y el sobrepeso se presentan en cualquier etapa de la vida. El 95% de los casos se dan por una alimentación desequilibrada y a la falta de actividad física, mientras el restante tienen relación con factores hereditarios, la ablactación temprana (antes de los 6 meses), obesidad de la madre durante el embarazo, diabetes gestacional y nivel sociocultural.
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Asimismo resaltan factores como:
- Pensar que un niño está saludable porque es gordito: Esto no siempre es verdad, ya que puede estar engordando por consumir un mismo alimento que sólo le aporta un nutriente: una sola vitamina, proteína o mineral, por ejemplo. Lo que puede perjudicar la salud
- Suponer que el exceso de peso desaparecerá cuando crezca: La obesidad no se elimina con la edad. La alimentación que se lleve durante la niñez influirá en la formación de bolitas de grasa que en la edad madura sólo se dedicarán a crecer, dando como resultado la obesidad. De hecho, 8 de cada 10 niños obesos serán adultos con exceso de peso
- La genética: Investigaciones muestran que el riego de ser obeso aumenta cuando un niño tiene padres obesos. Pero no es un factor determinante, influyen más los hábitos alimenticios que se adquieren durante los primerso años de vida
- La salud durante el embarazo: Estudios muestran que si la madre padece de obesidad o sobrepeso durante la gestación, se triplican las posibilidades de que su bebé sufra el mismo problema en la adolescencia o vida adulta
- Falta de tiempo: Debido al ritmo de vida y a las necesidades económicas, las mamás, tienen menos tiempo de preparar platillos nutritivos, optan por comidas rápidas y poco nutritivas, lo que afecta seriamente la salud de los niños
- Sedentarismo: Actualmente los niños y las niñas de 1 a 5 años pasan en promedio entre 2 y 3 horas diarias frente a la televisión, según el reporte anual La Infancia Cuenta en México 2008. Este tipo de entretenimiento suple la práctica de ejercicio físico e incrementa el riesgo de padecer sobrepeso u obesidad
¿Cómo saber si mi bebé tiene sobrepeso?
- Si es menor de 6 meses. Cada mes tu bebé deberá aumentar en promedio entre 600 y 900 gramos, para que a los 6 meses su peso se haya duplicado
- Si ya cumplió el año. A los 12 meses tu hijo habrá triplicado su peso: si nació de 3 kilos, alcanzará los 9 kilos. Si tu bebé nació macrosómico (peso más de 4 kilos) la regla cambia, ya que al año estaría pesando 12 kilos, lo que es demasiado. Tendrás que darle una alimentación saludable que le permita mantener un peso óptimo
- Si tiene entre 2 y 5 años. Se considera que un niño tiene sobrepeso cuando su IMC es mayor del que marca las tablas de percentiles. En este caso te recomendamos sacar el IMC de tu hijo dividiendo su peso entre su estatura en metros al cuadrado y compararlo con la siguiente tabla
EdadIMC normalIMC con sobrepesoIMC obesidad2 años16.2más de 17más de 183 años15.4más de 16.4más de 174 y 5 años15.1más de 16.1más de 17.2
Por ejemplo, si tu bebé tiene 2 años, mide .74 centímetros y pesa 9 kilos, multiplica .74 x .74. Divide 9 (su peso) entre .5476 (altura al cuadrado). El resultado es 16.4, su IMC es normal.
Nota: Recuerda hablar con tu pediatra sobre la talla y peso adecuados para tu hijo(a).
Seguro te estás preguntando ¿qué hacer para prevenir o controlar el sobrepeso y la obesidad? La solución es sencilla.
Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.
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- Aliméntalo con lecha materna durante los primeros 6 meses de vida: Según científicos de la Universidad de Glasgow y de Edimburgo, los bebés que son amamantados tienen 30% menos riesgo de ser obesos que los bebés alimentados con fórmula
- Inicia la ablactación en un buen momento: Entre los 4 y 6 meses de edad se comienza la introducción de alimentos sólidos. Es muy importante que consultes a tu pediatra o nutriólogo durante este proceso, pues existen alimentos que pueden ocasionar alergias si se dan antes de tiempo, como chocolate, mariscos, fresas y cacahuates
- No sobrealimentes: aunque la leche es uno de los mejores alimentos que le puedes dar a tu hijo, una vez que su alimentación sea mucho más variada necesitará incrementar su consumo de sólidos y disminuir la ingesta de ésta. Es muy importante procurar un equilibrio entre los alimentos y la leche. No darle más calorías que guardará o acumulará en forma de grasa
- Divide sus comidas: Al principio de la ablactación tu bebé recibirá 3 comidas sólidas. Conforme requiera más, aumentará a 5 comidas: 3 serán “fuertes” (desayuno, comida y cena) y las otras dos “ligeras” (leche, fruta, yogur, galletas, por ejemplo)
- Evita forzarlo a comer cuando ya no quiera, mueva la cabeza de un lado a otro, aviente la cuchara o mamila. Esto sólo le enseñará a seguir comiendo aunque se sienta satisfecho
- Dale agua de forma regular pero de manera moderada, de lo contrario se llenará y no querrá comer o tomar leche
- Cuando ya camine, déjalo que juegue, explore y haga ejercicio porque ayudarás a que su cuerpo queme calorías desde edad temprana
- Lo más importante: Recurre con un nutriólogo pediatra, es la persona mejor calificada para darte un esquema completo de la alimentación que deberá llevar tu bebé, y si tiene sobrepeso u obesidad te indicará el tratamiento más adecuado
Recuerda que los hábitos comienzan a formarse desde la primera infancia (0 a 8 años). Si le enseñas a tu hijo a comer sanamente, lo más probable es que continúe esta costumbre cuando sea grande.