Si decides seguir alimentando, es necesario tomar algunas medidas:
1. Descanso suficiente. La mayoría de las mamás que lo han hecho aseguran que es agotador estar lactando y gestando al mismo tiempo. Analiza si cuentas con el tiempo para reposar o si es mejor iniciar con los biberones y vasos entrenadores
2. Sensibilidad en los pezones. Como sabes, tu cuerpo está por iniciar una revolución y si tu hijo come con fuerza o no lo colocas en las posiciones correctas podría lastimarte. Si ya tiene edad para entenderte, pídele que lo haga sutilmente y por lapsos más cortos, así no necesitarás destetarlo de forma abrupta y ninguno de los dos sufrirá
3. Cambios en la producción. Alrededor del cuarto o quinto mes, prepárate para experimentar una disminución considerable en la cantidad de leche que generas. Lleva a tu hijo al pediatra y supervisa si su ganancia de peso y altura sigue siendo adecuada o necesitas complementar con fórmula
4. Sentimientos encontrados. Si a pesar de tus intentos, te resulta incómodo seguir lactando, evita la culpabilidad y acércate a una consultora de lactancia para que juntas realicen la transición de dejar el pecho y vivir tu siguiente embarazo llena de emociones positivas. Recuerda que este proceso debe hacerse gradualmente y seguir el principio básico de “no ofrecer, no negar”
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Como ves, tú puedes disfrutar de tu hijo mayor y el que viene en camino, siempre y cuando les dediques a ambos y a ti misma el tiempo que necesitan. No olvides que una dosis extra de abrazos y reconocimiento será ineludible y los ayudará a continuar fomentando el vínculo entre ustedes