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¿Crianza tóxica? Así se ve el amor a los hijos cuando es tóxico

Quien diga que el amor tóxico no existe cuando se trata de amar a los hijos, necesita leer lo que nos explicó Vidal Schmill.

amor toxico

Crédito: STOCK

¿Alguna vez han pensado en la crianza tóxica? Decimos y escribimos la palabra “amor” tantas veces que terminamos por acostumbrarnos a ella y minimizar todo lo que representa.

Pero lo más grave es confundir su significado y utilizarlo para justificar relaciones que dañan a ambas personas, incluyéndote a ti, tu pareja, tu familia y tu hijo.

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Aunque no lo creas, tu bebé también puede sufrir un amor tóxico desde ahora. Si las bases de la relación mamá-hijo son el temor y la violencia, o si ambos creen que no pueden vivir sin el otro, vale la pena hacer un alto en el camino y preguntarte si tu forma de quererlo es sana para los dos.

Lo más importante sobre la forma en que le demuestras amor es que ésta promueva su salud mental. No asumas que darle muestras amorosas (abrazos, besos, cuidados) es lo mismo que amarlo bien. ¿Es posible aprender a amar sanamente? La respuesta es sí:

  • Hacerlo dependiente también es amor tóxico

Esto pasa cuando resuelves todas sus necesidades, por mínimas que sean, y con el tiempo es incapaz de hacerlas por sí mismo. Por ejemplo, niños que a los 7 años no logran atarse las agujetas o tomar los cubiertos para comer. Además, a la larga este apego afecta su capacidad para socializar, ya que no querrá hacer nada sin ti y su autoestima siempre se sentirá débil.



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  • Darle toda tu atención

A pesar de que tu hijo es uno de los motores más grandes de tu vida, no es el único. Si le das absolutamente toda tu atención y afecto, puedes olvidarte de ti misma y cuando él crezca y siga el curso de su vida, podrías sentirte vacía e incluso llegar a manipularlo para que no se aleje de ti.

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  • Sobreprotegerlo es una forma de crianza tóxica

Ojo, la crianza tóxica también se ve cuando intentas  cuidarlo de forma excesiva, porque es asfixiante para él y puede resultar de varias formas, ninguna sana:

  1. Tener el mismo efecto que cuando lo haces dependiente.
  2. Cuando pueda valerse por sí solo huya de ti con cualquier pretexto.
  3. Crezca imitando esta conducta y termine por alejar a la gente.

La crianza tóxica no tiene que ver con violencia, es más bien con creer que si alguien te ama te hará sufrir y que si tú amas, sufrirás y harás sufrir al otro. Tu hijo puede padecer este tipo de maltrato cuando justificas cualquier tipo de agresión (física, verbal o psicológica) diciéndole cosas como “Lo hago por tu propio bien” o “A mí me duele más que a ti”.

  • Ser generosa-neurótica.

Hay personas que se consideran generosas porque dicen no querer nada para sí mismos y viven sólo para los demás, pero esa actitud oculta un gran egoísmo. Las mamás que viven así su amor hacen sentir a sus hijos que están en deuda con ellas. ¿Has escuchado “Yo que les he dado los mejores años de mi vida por amor”? Ésta es una forma sutil de control.

 

Cuida su salud mental

 

La forma en la que amas a tu hijo influye en gran medida la manera en la que él se amará a sí mismo y a los demás, pues las primeras manifestaciones afectivas que recibe se quedarán grabadas en su memoria emocional.

Amarlo sin caer en un amor tóxico es importante porque con estos primeros gestos empezará a formar su propio concepto de amor y, conforme crezca y se relacione con otras personas, los repetirá inconscientemente.

Detente un momento a pensar en las acciones relacionadas con el amor que le enseñas: desde abrazos hasta castigos (al decirle “No te doy besos porque te portaste mal”). ¿Te imaginas a tu hijo haciendo lo mismo? O mejor aún, ¿te gustaría verlo así? Este es un buen indicador para saber si lo estás haciendo bien.

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Recuerda que su personalidad será definida por la forma en la que se acostumbre a percibir y relacionarse con él mismo y con los demás. Para guiarlo adecuadamente establece límites claros. Se vale prohibir conductas que son desconsideradas hacia otros: enséñale a esperar turnos, a ser compartido y, claro, nada de faltas de respeto. Así aprenderá poco a poco las reglas que le ayudarán a convivir en sociedad.

Para fomentar que se convierta en una persona con empatía, hazlo consciente de los efectos que tiene su conducta en la gente, tanto lo positivo como lo negativo.

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